Divina

Divina

lunes, 9 de noviembre de 2015

After 2 Prólogo


Pedro

No siento el asfalto helado bajo mi cuerpo ni la nieve que me cae encima. Sólo noto el agujero que me desgarra el pecho. Me arrodillo desesperado viendo cómo Zed arranca el coche y sale del aparcamiento con Pau en el asiento del acompañante.

Nunca lo habría imaginado, ni en mis peores pesadillas habría pensado que podría sentir un dolor semejante. El dolor de la pérdida, lo llaman. Jamás había tenido nada ni a nadie de verdad, jamás había sentido la necesidad de tener a alguien, de hacer a alguien completamente mío, de aferrarme a alguien con tanta intensidad. El pánico, el puto pánico que me da perderla, no entraba en mis planes. Nada de esto entraba en mis planes. Iba a ser coser y cantar: me la tiraba, me ganaba una pasta y el derecho a restregárselo a Zed. 

Punto pelota. Sólo que no fue así. La rubia con faldas largas que hace listas interminables de tareas pendientes se me fue metiendo bajo la piel hasta que estuve tan loco por ella que ni yo mismo me lo creía. No me di cuenta de lo enamorado que estaba de ella hasta que me encontré vomitando en el lavabo después de haberles enseñado a los cafres de mis amigos la prueba de su virginidad robada. Fue horrible y lo pasé fatal..., pero eso no me impidió hacerlo.

Gané la apuesta pero he perdido lo único que ha conseguido hacerme feliz en la vida, además de todas las cosas buenas que me hizo ver que yo tenía. La nieve me está calando la ropa y me gustaría culpar a mi padre por haberme pasado su adicción; me gustaría culpar a mi madre por haberlo aguantado demasiado tiempo y haber ayudado a crear a un crío de tarados; y también culpar a Pau por haberme dirigido la palabra alguna vez. Joder, me gustaría culpar a todo el mundo.

Pero no puedo. Lo he hecho yo solito. La he destrozado a ella y también lo que teníamos.
Sin embargo, haré lo que haga falta, sea lo que sea, para compensar mis errores.


¿Adónde irá ahora? ¿Podré volver a encontrarla?

No hay comentarios:

Publicar un comentario