Pedro
—Pau, si no me devuelves la llamada, iré a buscarte aunque esté borracho —amenazo.
Luego tiro el móvil contra el sofá. Rebota y aterriza contra el suelo de hormigón.
—Volverá —me asegura el capullo de Dick, siempre de gran ayuda.
—¡Ya lo sé! —le grito, y recojo el móvil.
Por suerte, la pantalla no se ha roto. Le lanzo una mirada asesina al viejo borracho y me voy al dormitorio.
«¿Qué coño hace otra vez en el apartamento y por qué demonios Pau no está aquí conmigo?» No puede salir nada bueno de juntar a Pau y a Molly en la misma habitación.
Empiezo a maquinar cómo voy a localizarla si no tengo ni llaves, ni coche, y mi nivel del alcohol en sangre rebasa con creces el límite legal cuando oigo que se abre la puerta principal.
—Está... descansando —dice Richard muy alto, con una alegría desmesurada. Sospecho que está intentando avisarme de que Pau ha vuelto.
Abro la puerta antes de que lo haga ella y extiendo el brazo para invitarla a entrar. No parece en absoluto intimidada ni preocupada por mi cara de cabreo.
—¿Por qué no me has cogido el teléfono cuando te he llamado? —exijo saber.
—Porque te he dicho que volvería pronto, y eso he hecho.
—Pero deberías haberlo cogido. Estaba preocupado.
—¿Estabas preocupado? —Le sorprende mi elección de palabras.
—Sí, preocupado. ¿Qué coño hacías tú con Molly?
Deja el bolso en el respaldo de la silla.
—Ni idea. Steph me invitó a comer con ella y la trajo.
«Maldita Steph.»
—Y ¿por qué coño ha hecho eso? ¿Ha sido borde contigo?
—No más que de costumbre. —Enarca una ceja y me mira.
—Steph es una zorra por haber invitado también a Molly. ¿Qué se cuentan?
—Ni idea, pero creo que corren ciertos rumores sobre mí. —Frunce el ceño y se sienta en la silla para quitarse los zapatos.
—¿Qué clase de rumores?
«Lo que en realidad quiero decir es: ¿a quién tengo que matar?»
Joder, sigo borracho. ¿Cómo es posible? Han pasado por lo menos tres horas. Apenas recuerdo que hace mucho alguien me dijo que se necesita una hora por cada copa que uno se toma para que se te pase la borrachera. Voy a estar pedo por lo menos durante las próximas diez horas, según ese cálculo.
Siempre y cuando fuera ésa la estimación...
—¿Me has oído? —dice Pau con calma, incluso un tanto preocupada.
—No, perdona —farfullo.
Se ruboriza.
—Creo que la gente va diciendo por ahí que Zed y yo..., ya sabes.
—¿Ya sé qué?
—Que nos... hemos acostado. —Tiene los ojos cansados y la voz dulce.
—¿Quién lo dice? —intento mantener un tono de voz similar al de ella, a pesar de que la rabia empieza a bullir en mi interior.
—Imagino que es un rumor. Steph y Molly lo estaban comentando.
No sé si consolarla o dar rienda suelta a mi cabreo. Estoy demasiado borracho para esta mierda. Coloca las manos en el regazo y agacha la cabeza.
—No quiero que la gente piense eso de mí.
—No hagas ni caso, son unos imbéciles. Si de verdad corre ese rumor, me encargaré de desmentirlo. —Tiro de ella para que se siente conmigo en la cama—. Tú no te preocupes.
—¿No estás enfadado conmigo? —pregunta buscando con sus ojos gris azulado los míos.
—Sí —le digo—. Estoy enfadado porque tú no me cogías el móvil y tampoco la dichosa Steph. Pero lo del rumor no me cabrea lo más mínimo. Es probable que se lo hayan inventado porque les mola ser unos capullos.
La idea de que Steph y Molly le hayan llenado a Pau la cabeza de tonterías sólo para hacerle daño me pone malo.
—No entiendo para qué se ha traído a Molly, quien, cómo no, ha tenido que recordarme que se ha acostado contigo. —Tuerce el gesto y yo también.
—Es una mala puta que no tiene otra cosa que hacer que recordar los tiempos en los que la reventaba a polvos.
— Pedro —protesta Pau ante lo descriptivo de mi comentario.
Abre el cierre de su brazalete y lo deja sobre la mesilla.
—¿Todavía estás borracho?
—Un poco.
—¿Un poco?
Sonrío.
—Un poco más que un poco.
—Estás muy raro. —Pone los ojos en blanco y saca su maldita agenda del cajón de la mesilla.
—¿Por? —Me acerco para ponerme detrás de ella.
—Porque a pesar de que estás borracho te estás portando muy bien. Por ejemplo, estabas enfadado porque no te cogía el teléfono pero ahora estás siendo... —Me mira a la cara—. Creo que la palabra es comprensivo. Estás siendo muy comprensivo con lo de Molly.
—Y ¿qué esperabas?
—No lo sé... ¿Que me gritaras? No tienes un temperamento fácil cuando estás borracho —dice en voz baja.
Sé que está intentando no molestarme, pero quiere hacerme saber que no va a andarse con tonterías.
—No voy a chillarte, sólo es que no me gusta verte con ellas. Ya sabes cómo son, sobre todo Molly, y no quiero que nadie te haga daño. —Luego añado, enfatizando cada palabra—: De ninguna manera.
—No me lo han hecho pero, aunque sé que es ridículo, por una vez me apetecía quedar a comer con una amiga, como hace la gente normal.
Quiero decirle que Steph no es precisamente la mejor elección a la hora de buscar amigas, pero sé que, exceptuando a Landon, a Noah y a mí, no tiene a nadie más.
Y a Zed.
Bueno, Zed ya no pinta nada aquí. Eso se ha acabado y estoy seguro de que no volverá a aparecer en una buena temporada.
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