Divina

Divina

sábado, 3 de septiembre de 2016

Epílogo:


Esta noche, nuestra de escuela, organizaba una reunión con las antiguas promociones porque la institución estaba de aniversario, y nosotros teníamos que ir sí o sí, porque justo ese año, se cumplían diez años desde nuestro egreso.

De paso, era una oportunidad para ponernos al día con toda esa gente que hacía tanto que no veíamos.

Bueno, obviamente sacando a nuestros amigos, con los que nos seguíamos juntando siempre.

De la mano con mi novio, saludamos a todos como en las viejas épocas y nos reímos recordando anécdotas.

Algunos estaban casados, otros eran padres, por Dios. ¡Que fuerte! Algunos estaban recibidos, otros seguían buscando aun un rumbo en sus vidas, en fin. Había de todo.

Celi, nuestra compañera, se casaba la semana entrante, y todos habíamos sido invitados a celebrarlo. Era la primera boda a la que iba de una persona de mi edad... y que no era un familiar.

Era raro, pero estábamos emocionados porque las despedidas de solteros habían sido muy divertidas.

En apariencia física, estaban todos muy cambiados. Las chicas parecían mayores, y los chicos, se veían rarísimos. Algunos más gordos, panzones, o hasta más guapos de lo que habían sido en sus días escolares. Pero definitivamente, detrás de esos rostros adultos, estaban todavía los adolescentes que habían sido.

Y se notaba en situaciones como esta, en que Juan proponía hacer un juego de bebida, brindando por cada año que había pasado.

La verdad, todos estaban todos tan distintos... pero Pepe y yo, seguíamos siendo los mismos para mis ojos.

Bueno, casi.

Mi novio se había recibido y después de trabajar muy duro, nos habíamos podido mudar a un departamento más amplio.
No había sido fácil, y si, habíamos tenido nuestros problemas como toda pareja... pero seguíamos ahí. Incondicionales, aun en los momentos más difíciles.

Yo había publicado dos libros más, y me estaba yendo muy bien con el Blog. Tanto, que ya no necesitaba trabajar en la librería.

Me estaba dedicando de lleno a mi carrera, y tenía proyectos que me ilusionaban muchísimo.

Pero no voy a contar nada, porque soy supersticiosa, y no quiero que se pinchen antes de tiempo.

Facu y May, seguían tan enamorados como el primer día. Claro que se peleaban, y hacían las paces, pero después de tanto pensarlo, se habían comprometido, y tenían planes de casamiento para un futuro... todavía algo incierto.

Ella se había recibido y estaba trabajando en un Hotel Spa de las Sierras, en donde él era asistente de Chef.

Nuestro amigo Fran, había conocido a un chico muy lindo en una fiesta, y llevaban dos años conviviendo.

Después de lo de su ex, Pablo, le había costado volver a confiar, pero de a poco se estaba dejando querer.

Fede, hacía siete meses, había sido papá de una nena con su novia Cami, a la que habían llamado Luz. Era una gordita preciosa, de quien yo era madrina junto con Gabi, el hermano ahora adolescente de mi ex novio.

Todavía me río cuando recuerdo la manera en que me lo pidió. Tan suya...

—¿Querés hacer de madrina de Luz con el enano? – era lindo que después de tantos años, seguíamos teniendo nuestros códigos y nuestra amistad intacta.

Los padres de mi novio, habían vuelto a Argentina, porque extrañaban su tierra, pero sobre todo a su hijo. Y tan tradicionales como eran, y con tanta charla de bodas en el aire por culpa de nuestros amigos, no paraban de preguntar cuándo es que nosotros daríamos ese paso también.

Pero solo sonreíamos y nos encogíamos de hombros.

La verdad es que en lo único que podíamos pensar era en el ahora, y en el viaje que haríamos por el mundo.

Habíamos ahorrado por dos años, privándonos de algunos lujos, pero había valido la pena. Por fin se haría realidad una de nuestras fantasías.

No es que no habláramos del tema tampoco...

No lo hacíamos en público, pero si, algo habíamos acordado.

Felices, llenos de anticipación, pero más que nada, enamorados, habíamos dicho que a la vuelta, haríamos planes más serios para nuestro futuro. Porque claro, también nos queríamos y nos emocionaba un poquito imaginarnos todo lo que venía, estando juntos.

¿Boda? ¿Hijos? ¿Otra carrera? ¿Más libros? ¿Más viajes?


Todo era posible.





FIN!!!

Divina Capitulo 82


Despedida:

Días después, nos habíamos juntado en casa de May para ayudarlos a empacar.

Sacando ideas de Internet, lo guardamos todo ahorrando espacio, con una precisión imposible.

¿Cómo iban a hacer para empacar cuando tuvieran que volver? No lo sé. Pero ahora así, sus gigantes mochilas, estaban preparadas.

Unos días antes de terminar Febrero, fuimos al aeropuerto a despedirnos de nuestros amigos.

Si, se iban un poquito más de un mes, pero lejos, así que queríamos decirles adiós. Eso, y encargarles algunos regalos que podían traernos de souvenir, claro.

Nos sacamos mil fotos y entre abrazos, vimos como embarcaban el avión.

—Algún día deberíamos viajar nosotros también. – me dijo Pepe mientras me tomaba la mano, para regresar a casa.

Me reí.

—El día que nos salga la lotería, a lo mejor. – bromeé.

—Bueno, no tiene que ser tan lejos. – se rió también. —Podemos volver al sur. – sugirió. —Me trae lindos recuerdos.

—A mí también. – dije frenándolo para colgarme a su cuello. —Los mejores.

Sonriendo me besó con dulzura mientras me acariciaba el cabello.

—Pero para mochileros, están nuestros amigos. – dije cuando seguimos camino. —Yo quiero ir a hoteles lindos, con camas lindas, y baños limpios.

Mi novio se rió y asintió.

—No me la imagino a May haciendo dedo en alguna ruta para recorrer ciudades. –comentó.

—¿Y Facu con el miedo que le dan las casas antiguas? – me reí. —No va a dormir en toda la noche, cuando les toque parar en el Hostal en ese pueblito de Italia.

Nos fuimos de la mano a casa riendo, y charlando sobre nuestros amigos y su viaje. Sin duda, iba a ser una de las mejores experiencias de sus vidas. Y no veíamos las horas de que regresaran para que nos lo contaran todo.

Fragmento de la entrada del Blog de esa semana:

“Los cuatro íbamos a ser siempre amigos y compañeros de aventuras. Aunque cada uno hiciera la suya, -como debía ser-, nunca dejaríamos de ser quienes éramos cuando estábamos juntos.

Pasaría la vida, pasarían los años, pero al reunirnos, sería como si no hubiera pasado ni un solo día realmente.
Porque la gente puede cambiar un montón, pero en el fondo, no tanto. Y cuando se quiere de verdad, no se olvida.”

Divina Capitulo 81



Dia 4:

Me desperte al otro dia con el cuerpo acalambrado.

May habia estado insoportable porque le dolian los ovarios, y no encontraba pose comoda para dormir. Facu, pateaba, quiza soñando que jugaba al futbol. Pepe roncaba como un oso, porque tenia la nariz algo congestionada, y yo me enroscaba de manera imposible.

Todo eso sumado y combinado en una pequeña carpa, era una pesadilla.

A los pocos segundos, senti que mi novio se despertaba y me besaba el cuello muy despacio.

Sonrei girandome para devolverle los besos y me sonrio cariñoso.

-Buen dia. -susurro.

Metio sus manos calentitas por debajo de la remera de mi pijama y acaricio mi espalda atrayéndome mas cerca.

Cruce una de mis piernas sobre su cadera y me pegue a él como pude mientras sus manos seguian bajando, apretándome el trasero, hasta que nuestras caderas estuvieron alineadas, y pude sentirlo entre las piernas.

Se habia despertado con ganas, y podia notarlo crecer a traves de la ropa. Con un jadeo, me meci buscando friccion, porque yo tambien queria mas... mucho mas.

Pego su frente a la mia y como leyendome la mente, dijo.

-Vamos a la otra carpa.- su voz habia sonado urgente, y eso solo me hizo desearlo mas.

Con cuidado, y sin hacer ruido que pudiera despertar a nuestros amigos, nos levantamos y salimos para ir a la carpa que estaba al lado.

Apenas cruzamos la entrada, nos enredamos tirando de nuestro pijamas para quitarlos del medio, y entre jadeos, los besos se fueron haciendo cada vez mas intensos.

-shhh... -le susurre.- si se despiertan, van a venir a buscar las cosas del desayuno.

Nos reimos, tratando de ser silenciosos. Porque obviamente cuando uno quiere hacer menos ruido, mas hace.

Tratamos de apurarnos, acostados entre las bolsas de dormir, y nos acoplamos como pudimos besandonos desesperadamente.

Pepe me giro colocándome por encima, y mordiendose los labios, me alento a moverme mas rapido y mas fuerte. Y yo, dejando caer la cabeza hacia atrás con un gemido, hice precisamente eso.

Para cuando nuestros amigos se despertaron, nosotros ya estabamos fuera, cambiados y armando las mochilas para regresar a casa.

-que madrugadores. -comento May bostezando, abrazada a Facu por la espalda.

Con Pepe nos miramos y nos aguantamos la risa sin decir ni una palabra. Ella, que nos conocia de memoria, puso los ojos en blanco.

-mas les vale que no hayan hecho lio en nuestra carpa, porque los mato.- amenazo.

-y espero que no hayan usado mi bolsa de dormir.- agrego Facu arrugando el gesto.

-¿tu bolsa de dormir? -se rio mi novio- ¿me viste cara de loco? Encontramos una de estas ahi dentro.- con una ramita habia levantado una media usada de su amigo.

Estallamos en carcajadas, mientras el dueño del calcetin, se defendia diciendo que ese era el par que habia utilizado para jugar a la pelota.

-y vos no te hagas, Pedro. -dijo mi amigo.- su los vestuarios de futbol hablaran...

-no se, que hablen su quieren.- contesto riendo.-pero que no tengan nariz.

-son un asco.-comente terminando de ordenar.

Almorzamos muy liviano y a primera hora de la tarde, nos subimos al auto para regresar a Cordoba.

May tenía un color bronceado espectacular, y sus ojos parecían más claros. Pero lo mejor de todo, es que al estar más tranquila al haber recuperado su periodo, se la veía preciosa.

No sabía si iba a contarle a Facu de su susto, pero a mí ya me había tocado decirle a Pepe que había sido una que era, también se preocupaba.

Facu, apenas se sentó en el asiento trasero, se durmió. Envidiaba esa facilidad que tenía para dormirse parado si necesitaba.

Se irían de viaje en unos días, y aun no tenían nada listo. Íbamos a tener que darles una mano, eso seguro.

Pepe, conducía con cuidado, porque al ser domingo, la ruta estaba llena de autos y podía ser peligroso si no se prestaba atención.

El cabello se le había aclarado y su piel estaba algo quemada por el sol. En contraste, sus ojos se veían transparentes. Guapísimo como siempre, se me hacía imposible no quedarme mirándolo como boba.

Se me hacía difícil creer que me había pasado años viéndolo solo como un amigo.

Ahora era imposible estar cerca de él, y no sentir de todo.

Al darse cuenta de que estaba muy callada y pensativa, me miró sonriendo.

—Estás re linda. – me acarició la mejilla con los nudillos. —Te salieron pequitas por el sol.

—Las odio. –dije asomándome para mirarme al espejo retrovisor.

—Te quedan perfectas. – me discutió. —Cuando eras más chica, me acuerdo que te las pintabas con marcadores y te retaban.

Me reí recordando. Tendría, tal vez seis años, no más. Todavía no era amiga de May y Pepe, pero íbamos al mismo grado.

—¡Que memoria! –dije impresionada. —Yo ya me había olvidado de eso. ¿Sabés de que me acuerdo?

—¿De qué?– preguntó curioso.

—Cuando cumplías ocho o nueve, hiciste cumpleaños en un club. – se rió asintiendo. —Y vos querías irte a jugar al fútbol y tu mamá se enojó porque no querías ni soplar las velitas. No te importaban ni los regalos.

—Uh, si. Se enojó como loca, mi vieja.– recordó. —Había invitado a toda la familia, a mis tíos que viajaron de Villa María, y yo ni los saludé. En todas las fotos salí con cara de culo.

—Es que había hecho una fiesta enorme. – me reí. —Me acuerdo que hasta animadores había.

—Siempre tan exagerada, doña Ana. – se burló. —Ya desde chiquito le daba disgustos.

—No creo que ninguno supere lo del departamento. – dije y me estremecí al recordarlo. —Pensé que se le iban a salir los ojos para afuera.

Pepe se rió a carcajadas, y May que estaba callada hasta entonces, nos miró curiosa.

—¿Qué pasó en el departamento? – no les habíamos contado, y no porque tuviéramos vergüenza, si no porque nos queríamos olvidar cuanto antes de lo sucedido.

—Llegaron de sorpresa. – le contó mi novio. —No sabíamos que iban a venir...

—Y la noche anterior había sido nuestro aniversario. – expliqué. —Tantas semanas estando separados, vos viste...

—¡No! – se carcajeó nuestra amiga. —No me digas que los vió...

No tuvo que terminar la frase, porque asentimos, encogiéndonos un poco de la impresión.

Le tuvimos que contar en detalles una vez, y otra, cuando Facu despertó porque no paraba de reírse y hacer chiste sobre el asunto. Desde ese día, de hecho, habíamos sido el blanco de un montón de bromas que no nos permitirían olvidar nunca más semejante momento.

Nos la tuvimos que bancar como correspondía. Después de sorprender a la parejita en Carlos Paz en nuestro último año de escuela, nos habíamos puesto pesados también, haciéndolos sentir incómodos, y ahora nos tocaba a nosotros.

Merendamos en casa, y después de mucha charla y risas, nuestros amigos se fueron a descansar.

Tendríamos que habernos puesto a lavar la ropa de las mochilas, o mínimo haber ordenado un poco lo que habíamos llevado para el camping, pero no.

Esa noche, estábamos solos después de cuatro días, en la comodidad de nuestro hogar, y lo queríamos disfrutar.

Dejamos todo para el día siguiente, y después de un baño calentito, nos acostamos a ver algunos capítulos de “Friends”, entre mimos y abrazos.

Divina Capitulo 80



Dia 3

Cuando abrimos los ojos, los efectos de haber nadado de noche estando ebrios y despues haber tomado frio al salir, se hacian sentir. Yo no me podia ni mover.

Me dolia el cuerpo y sentia la garganta rasposa, y Pepe no paraba de estornudar.

El dia estaba nublado, y se habia puesto fresco.

-Nos quedamos durmiendo en las carpas. -dijo Facu que tenia la nariz tapada y cara de resaca mientras desayunabamos.

-no seas aburrido. -critico Pepe un poco afonico.- vayamos a pescar.

-buenisimo.- dijo May, con una sonrisa falsa. -se van cerca de las piedras del sapo a ver si pescan mi short de jean, que tenia un brillito de labios en el bolsillo.

Me rei viendo como los chicos ponian los ojos en blanco. Mi amiga seguia estando irritable.

-eso. -acepto mi novio con otra sonrisa, igual de falsa para hacerla enojar – o voy y pesco un par de sapos y los escondo en tu bolsa de dormir.

-te vas a quedar sin novio, Pau. -me aviso- lo voy a matar antes de que lleguemos a Cordoba, si sigue haciendose el boludo.

Ya aludido le soplo un besito y se rio a carcajadas.

Ya con el estomago lleno, nos sentiamos humanos, y fuimos a buscar un buen sitio para pescar.

El rio estaba algo revuelto, pero nos habiamos asegurado por la gente del camino que no habria crecidas, y que no habria problemas ni peligros.

Cañas en mano, Pepe y Facu eligieron, según ellos, el mejor lugar y se quedaron alli sin moverse... por horas, mientras charlaban.

Con May nos aburrimos despues de cinco minutos, y nos fuimos a pasear entre las piedras.

Aunque estaba con cara larga por la trasnochada que nos traia a todos algo destruidos, la veia mejor.

Me miro sonriente y entendi.

-me vino.-dijo feliz por primera vez en su vida. Me rei de que nunca antes algo como eso nos hubiera hecho sonreir, pero ahora, estabamos que dabamos saltos.

-¿ya no voy a ser tia? -bromee.
-ni lo digas. -me callo, tapandome la boca. -por Dios, que susto.

-si, May. -reconoci.- me tenias muy preocupada.

-¿y yo?.- se rio.- no podia pensar en otra cosa.- se tapo la cara con las manos y suspiro aliviada. -de ahora en mas, me voy a cuidar de todas las formas que pueda.
La entendia.

Sentiamos esa posibilidad como algo muy lejano, tan vez sin ser conscientes de las consecuencias que traia, hasta que nos lo habiamos tenido que plantear de repente. ¿dicen que el 90% seguro? ¿99%?. Daba igual. Bastaba con un 1% para ponerle a uno los pelos de punta.

Sintiéndolo como si fuera ella, un peso sobre mi espalda se aflojaba. Mi amiga era como mi hermana, y me tocaba de cerca cualquier cosa que pudiera afectar su vida.

Y eso sin dudad lo hubiera hecho.

Relajadas, nos pusimos a charlar de otras cosas, entre ellas claro, el cuerpazo de nuestro vecino de campamento, Lucho.

Si, estabamos felizmente de novias las dos. Pero el chico estaba para hacerle un monumento... no podiamos negarlo. No estabamos ciegas.

Horas mas tarde, fuimos al pueblo a comer.

Con el dia gris, se nos habian antojado unas buenas pastas. Y justamente eso habiamos comido hasta no poder ni respirar.

Llenos como estabamos, decidimos que lo mejor era dormir una siestita, asi que regresamos a las carpas y quedamos en juntarnos a la hora de la merienda para tomar mate.

El dia se prestaba para hacer cucharita, abrigados y tapados hasta las orejas.

Esos, por lo menos, eran los planes que teniamos apenas nos acostamos.

Pero claro, luego de un rato de estar abrazados, empezamos a besarnos y tocarnos...y el sueño se nos fue.

Cuando asomamos la cabeza fuera de la carpa, ya era de noche. Nuestros amigos se rieron un poco, porque no era dificil adivinar que habiamos estado haciendo.

Si la ropa arrugada y el cabello alborotado no alcanzaba, nos delataba el hecho de que eramos ruidosos, y nos dejabamos llevar cuando estabamos juntos.

Queriamos hacer pizzas a la parrilla, y como se cocinaban en minutos, y teniamos todos los ingredientes listos en la heladera portatil de May, buscamos en que ocupar el tiempo.

Pepe habia traido una pelota de futbol, y nos disputamos un partido 2 contra 2.

Las chicas, contra los chicos.

Por supuesto, nos ganaron por goleada, pero nos habiamos divertido muchisimo.

Habian querido enseñarnos a patear mejor, o por lo menos a no escapar a la pelota, pero habia sido en vano. Ya se sabe que lo nuestro no eran los deportes.

A mi favor, tenia que decir que gracias a spinning, estaba en buen estado fisico y a diferencia de May, no me faltaba tanto el aire despues de correr.

Pepe, orgulloso, me felicitaba con palmaditas en el trasero. Cosa que desencadenaba, en que yo se la devolviera y despues nos estabamos persiguiendo para ver quien pegaba mas fuerte.

Muertos de risas, dimos por terminado el partido, nos duchamos con agua helada y preparamos todo para la cena.

Comimos, y nos quedamos charlando hasta tarde. Tal vez por la descarga de adrenalina que habia sido jugar a la pelota, no podiamos dormirnos, asi que salimos a pasear.

Como sucede en todos los campamento, nos pusimos a contar historias de terror. Mas bien, experiencias reales que nos habia contado alguien, que claro, nos daba miedo.

Pocas cosas asustaban mas a Facu que estos temas.

El chico ponia agarrarse a las tromapadas con quien sea, pero si se hablaba de fantasmas, salia corriendo.

Pepe bromeaba y exageraba sus relatos al proposito para ver como se ponia su amigo.

Con May, nos habiamos abrazados y estabamos pendientes de cada sombra que veiamos.

Estábamos cruzando el camino al rio, cuando escuchamos que algo se movia a nuestras espaldas.

Los cuatro, saltamos pegando un grito y salimos corriendo hacia las carpas sin mirar atrás.

Hasta mi novio, que era supuestamente tan valiente, se habia pegado un susto de muerte.

Tal vez fuera una liebre, un sapo, o simplemente algun pajaro de alli, pero no nos quedamos a ver, ni locos.

Estaba oscuro, y hacia frio, asi que los chicos de los otros campamentos no salieron a caminar por el campo. Habian prendido un fogon y creo que iban a hacer otra guitarreada.

¿Que hicimos nosotros?


Acurrucados, nos apretados e incomodos, pero por lo menos, no teniamos tanto miedo.

Si, si. Teniamos diecinueve años, lo juro. Aunque a veces no lo parecia.