Divina

Divina

sábado, 3 de septiembre de 2016

Divina Capitulo 81



Dia 4:

Me desperte al otro dia con el cuerpo acalambrado.

May habia estado insoportable porque le dolian los ovarios, y no encontraba pose comoda para dormir. Facu, pateaba, quiza soñando que jugaba al futbol. Pepe roncaba como un oso, porque tenia la nariz algo congestionada, y yo me enroscaba de manera imposible.

Todo eso sumado y combinado en una pequeña carpa, era una pesadilla.

A los pocos segundos, senti que mi novio se despertaba y me besaba el cuello muy despacio.

Sonrei girandome para devolverle los besos y me sonrio cariñoso.

-Buen dia. -susurro.

Metio sus manos calentitas por debajo de la remera de mi pijama y acaricio mi espalda atrayéndome mas cerca.

Cruce una de mis piernas sobre su cadera y me pegue a él como pude mientras sus manos seguian bajando, apretándome el trasero, hasta que nuestras caderas estuvieron alineadas, y pude sentirlo entre las piernas.

Se habia despertado con ganas, y podia notarlo crecer a traves de la ropa. Con un jadeo, me meci buscando friccion, porque yo tambien queria mas... mucho mas.

Pego su frente a la mia y como leyendome la mente, dijo.

-Vamos a la otra carpa.- su voz habia sonado urgente, y eso solo me hizo desearlo mas.

Con cuidado, y sin hacer ruido que pudiera despertar a nuestros amigos, nos levantamos y salimos para ir a la carpa que estaba al lado.

Apenas cruzamos la entrada, nos enredamos tirando de nuestro pijamas para quitarlos del medio, y entre jadeos, los besos se fueron haciendo cada vez mas intensos.

-shhh... -le susurre.- si se despiertan, van a venir a buscar las cosas del desayuno.

Nos reimos, tratando de ser silenciosos. Porque obviamente cuando uno quiere hacer menos ruido, mas hace.

Tratamos de apurarnos, acostados entre las bolsas de dormir, y nos acoplamos como pudimos besandonos desesperadamente.

Pepe me giro colocándome por encima, y mordiendose los labios, me alento a moverme mas rapido y mas fuerte. Y yo, dejando caer la cabeza hacia atrás con un gemido, hice precisamente eso.

Para cuando nuestros amigos se despertaron, nosotros ya estabamos fuera, cambiados y armando las mochilas para regresar a casa.

-que madrugadores. -comento May bostezando, abrazada a Facu por la espalda.

Con Pepe nos miramos y nos aguantamos la risa sin decir ni una palabra. Ella, que nos conocia de memoria, puso los ojos en blanco.

-mas les vale que no hayan hecho lio en nuestra carpa, porque los mato.- amenazo.

-y espero que no hayan usado mi bolsa de dormir.- agrego Facu arrugando el gesto.

-¿tu bolsa de dormir? -se rio mi novio- ¿me viste cara de loco? Encontramos una de estas ahi dentro.- con una ramita habia levantado una media usada de su amigo.

Estallamos en carcajadas, mientras el dueño del calcetin, se defendia diciendo que ese era el par que habia utilizado para jugar a la pelota.

-y vos no te hagas, Pedro. -dijo mi amigo.- su los vestuarios de futbol hablaran...

-no se, que hablen su quieren.- contesto riendo.-pero que no tengan nariz.

-son un asco.-comente terminando de ordenar.

Almorzamos muy liviano y a primera hora de la tarde, nos subimos al auto para regresar a Cordoba.

May tenía un color bronceado espectacular, y sus ojos parecían más claros. Pero lo mejor de todo, es que al estar más tranquila al haber recuperado su periodo, se la veía preciosa.

No sabía si iba a contarle a Facu de su susto, pero a mí ya me había tocado decirle a Pepe que había sido una que era, también se preocupaba.

Facu, apenas se sentó en el asiento trasero, se durmió. Envidiaba esa facilidad que tenía para dormirse parado si necesitaba.

Se irían de viaje en unos días, y aun no tenían nada listo. Íbamos a tener que darles una mano, eso seguro.

Pepe, conducía con cuidado, porque al ser domingo, la ruta estaba llena de autos y podía ser peligroso si no se prestaba atención.

El cabello se le había aclarado y su piel estaba algo quemada por el sol. En contraste, sus ojos se veían transparentes. Guapísimo como siempre, se me hacía imposible no quedarme mirándolo como boba.

Se me hacía difícil creer que me había pasado años viéndolo solo como un amigo.

Ahora era imposible estar cerca de él, y no sentir de todo.

Al darse cuenta de que estaba muy callada y pensativa, me miró sonriendo.

—Estás re linda. – me acarició la mejilla con los nudillos. —Te salieron pequitas por el sol.

—Las odio. –dije asomándome para mirarme al espejo retrovisor.

—Te quedan perfectas. – me discutió. —Cuando eras más chica, me acuerdo que te las pintabas con marcadores y te retaban.

Me reí recordando. Tendría, tal vez seis años, no más. Todavía no era amiga de May y Pepe, pero íbamos al mismo grado.

—¡Que memoria! –dije impresionada. —Yo ya me había olvidado de eso. ¿Sabés de que me acuerdo?

—¿De qué?– preguntó curioso.

—Cuando cumplías ocho o nueve, hiciste cumpleaños en un club. – se rió asintiendo. —Y vos querías irte a jugar al fútbol y tu mamá se enojó porque no querías ni soplar las velitas. No te importaban ni los regalos.

—Uh, si. Se enojó como loca, mi vieja.– recordó. —Había invitado a toda la familia, a mis tíos que viajaron de Villa María, y yo ni los saludé. En todas las fotos salí con cara de culo.

—Es que había hecho una fiesta enorme. – me reí. —Me acuerdo que hasta animadores había.

—Siempre tan exagerada, doña Ana. – se burló. —Ya desde chiquito le daba disgustos.

—No creo que ninguno supere lo del departamento. – dije y me estremecí al recordarlo. —Pensé que se le iban a salir los ojos para afuera.

Pepe se rió a carcajadas, y May que estaba callada hasta entonces, nos miró curiosa.

—¿Qué pasó en el departamento? – no les habíamos contado, y no porque tuviéramos vergüenza, si no porque nos queríamos olvidar cuanto antes de lo sucedido.

—Llegaron de sorpresa. – le contó mi novio. —No sabíamos que iban a venir...

—Y la noche anterior había sido nuestro aniversario. – expliqué. —Tantas semanas estando separados, vos viste...

—¡No! – se carcajeó nuestra amiga. —No me digas que los vió...

No tuvo que terminar la frase, porque asentimos, encogiéndonos un poco de la impresión.

Le tuvimos que contar en detalles una vez, y otra, cuando Facu despertó porque no paraba de reírse y hacer chiste sobre el asunto. Desde ese día, de hecho, habíamos sido el blanco de un montón de bromas que no nos permitirían olvidar nunca más semejante momento.

Nos la tuvimos que bancar como correspondía. Después de sorprender a la parejita en Carlos Paz en nuestro último año de escuela, nos habíamos puesto pesados también, haciéndolos sentir incómodos, y ahora nos tocaba a nosotros.

Merendamos en casa, y después de mucha charla y risas, nuestros amigos se fueron a descansar.

Tendríamos que habernos puesto a lavar la ropa de las mochilas, o mínimo haber ordenado un poco lo que habíamos llevado para el camping, pero no.

Esa noche, estábamos solos después de cuatro días, en la comodidad de nuestro hogar, y lo queríamos disfrutar.

Dejamos todo para el día siguiente, y después de un baño calentito, nos acostamos a ver algunos capítulos de “Friends”, entre mimos y abrazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario