Pau
Después de que le planten demasiados besos para el gusto de Smith, Kimberly y Vance por fin se marchan. Cada una de las tres veces que nos recordaron que si pasaba algo los llamásemos, Pedro y Smith revolvieron los ojos con aire dramático. Cuando ella señaló la lista con los números de emergencia de la encimera de la cocina, ellos intercambiaron una miradita de incredulidad de lo más cuca.
—¿Qué quieres ver? —pregunto a Smith cuando perdemos de vista el coche.
Él se encoge de hombros en el sofá y mira a Pedro, que mira al niño como si fuese un pequeño hurón gracioso o algo por el estilo.
—Bueno...
—Vale, y ¿qué tal un juego? ¿Quieres jugar a algún juego? —sugiero cuando ninguno de ellos habla.
—No —contesta Smith.
—Creo que quiere volver a su habitación y hacer lo que fuera que estuviera haciendo antes de que Kim lo sacara de allí —dice Pedro, y Smith asiente, completamente de acuerdo.
—Bueno..., está bien. Vuelve a tu habitación, Smith. Pedro y yo estaremos aquí por si nos necesitas. Pediré la cena pronto —le digo.
—¿Puedes venir conmigo, Pedro? —pregunta el chiquillo en el tono más suave posible.
—¿A tu habitación? No, estoy bien aquí.
Sin una palabra más, Smith baja del sofá y camina hasta la escalera. Fulmino a Pedro con la mirada y él se encoge de hombros.
—¿Qué?
—Ve a su habitación con él —susurro.
—No quiero ir a su habitación. Quiero estar aquí contigo —replica tranquilamente.
Pero, por mucho que desee que Pedro se quede conmigo, me siento fatal por Smith.
—Vamos. —Señalo al niño rubio mientras comienza a subir lentamente los escalones—. Se siente solo.
—Está bien, joder — Pedro gruñe y cruza el salón enfurruñado para seguir a Smith escaleras arriba.
Aún estoy un poco molesta por su extraña reacción a nuestro beso en el dormitorio. Creí que estaba yendo genial, incluso más allá de eso, pero él ha bajado de la cama tan de golpe que he pensado que se había hecho daño. ¿Es posible que después de haber pasado tanto tiempo separados ya no sienta lo mismo? Tal vez ya no se sienta atraído por mí... sexualmente, como antes. Sé que llevo puesto un pantalón bombacho de pijama, pero eso nunca antes le había molestado.
Incapaz de dar con una explicación razonable para su comportamiento, y en lugar de permitir que mi imaginación se desboque, cojo la pequeña pila de folletos de comida rápida que Kimberly nos ha dejado para que podamos encargar la cena. Me decido por la pizza y cojo mi teléfono antes de ir al cuarto de lavar. Meto la ropa de Pedro en la secadora y me siento en el banco que hay en el centro de la sala mientras observo cómo el tambor de la máquina gira y gira.
Llamo a la pizzería y espero.
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