Divina

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jueves, 31 de diciembre de 2015

After 4 Capitulo 63


Pau

Pedro me da un beso en la frente y cierra la puerta del acompañante de mi coche. He hecho las maletas por enésima y última vez, y Pedro está apoyado en el coche y me atrae contra su pecho.

—Te quiero. No lo olvides, por favor —dice—. Y llámame cuando llegues.

No le hace gracia, pero ya me lo agradecerá. Sé que es lo correcto, que necesitamos pasar un tiempo separados. Somos muy jóvenes, estamos confusos y nos hace falta tiempo para reparar parte del daño que hemos causado en la vida de las personas que nos rodean.

—Lo haré. Despídeme de todos, ¿te acordarás? —me acurruco en su pecho y cierro los ojos. No sé cómo acabará esto, pero sé que es necesario.

—Lo haré. Pero sube ya al coche, por favor. No puedo fingir que esto me guste. Ahora soy una persona distinta y puedo cooperar pero, como dure mucho, te arrastraré de vuelta a mi cama para toda la eternidad.

Le rodeo el torso con los brazos y él apoya los brazos en mis hombros.

—Lo sé —digo—. Gracias.

—Te quiero, Pau, muchísimo. No lo olvides, ¿vale? —dice contra mi pelo. Se le quiebra la voz y la necesidad de protegerlo vuelve a clavar sus garras en mi corazón.

—Te quiero, Pedro. Siempre te querré.

Aprieto las manos contra su pecho y me acerco para besarlo. Cierro los ojos, deseando, esperando, rezando para que no sea la última vez que siento sus labios sobre los míos, para que no sea la última vez que me siento así. Incluso en este momento, a pesar de la tristeza y del dolor de dejarlo aquí, siento esa corriente eléctrica entre nosotros. Noto la curva suave de sus labios y ardo en deseos de él, me muero por cambiar de opinión y seguir viviendo en este bucle. Siento el poder que tiene sobre mí y yo sobre él.

Me aparto yo primero y memorizo el gemido grave de protesta que emite cuando me separo de él. Le doy un beso en la mejilla.

—Te llamaré en cuanto llegue —aseguro.

Lo beso una vez más, un beso rápido de despedida, y él se pasa las manos por el pelo y se aleja de mi coche.

—Conduce con cuidado, Pau —dice cuando me subo y cierro la puerta. No puedo hablar, pero cuando mi coche deja atrás la casa, susurro:


—Adiós, Pedro.

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