Pau
No sé cómo consigo llegar a Heathrow a tiempo, pero lo hago.
Kimberly se ha despedido de mí con un abrazo cuando me ha dejado en el aeropuerto, creo. Recuerdo que Smith se limitaba a observarme mientras calculaba algo indescifrable.
Y aquí estoy, sentada en el avión, al lado de un asiento desocupado, con la mente y el corazón vacíos. Cuánto me he equivocado con Pedro, y eso sólo demuestra que los demás únicamente pueden cambiar por voluntad propia, por mucho que tú te esfuerces en que lo hagan. Tienen que querer hacerlo tanto como tú o no hay ninguna esperanza.
Es imposible cambiar a la gente que tiene la cabeza puesta en quiénes son. No puedes apoyarlos lo suficiente como para compensar sus bajas expectativas, y no puedes amarlos lo suficiente como para compensar el odio que sienten por sí mismos.
Es una batalla perdida y, por fin, después de todo este tiempo, estoy dispuesta a rendirme.
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