Pedro
—Joder... —murmura Lillian en voz alta, y me abstrae de mis pensamientos sobre mi pelea matutina con Pau.
Levanto la vista, sigo la dirección de su mirada y veo qué es lo que la ha dejado boquiabierta.
Pau.
Con el mismo vestido... el mismo puto vestido con el que me la había imaginado. Y hace que su pecho ya de por sí generoso parezca... Joder... Parpadeo rápidamente en un intento de recobrar la compostura antes de que llegue a la mesa. Por un momento creo que se trata de una alucinación; está aún más sexi de lo que me había imaginado. Todos los tíos en sus mesas se vuelven para mirarla; uno incluso se derrama la bebida encima. Me agarro al borde de la mesa esperando a que el cerdo le diga algo. Como lo haga, juro que...
—¿Ésa es Pau? ¡Joder! —Lillian está prácticamente jadeando.
El hombre que se ha derramado la bebida se aparta de su mujer y sus ojos siguen a mi chica.
—Relájate —dice Lillian tocándome las manos con suavidad.
Mis nudillos llenos de cicatrices están blancos de la fuerza con la que me aferro a la mesa.
Landon estrecha a Pau y la aparta del cerdo. Ella le sonríe y él la estrecha más conforme avanzan.
«¿Qué cojones está pasando aquí?»
Pau se coloca detrás de Landon mientras los padres de Lillian y Karen y Ken proceden con sus putas formalidades creyéndose que tienen mucha clase por estrecharse la mano a pesar de que se vieron anoche mismo. Pronto, la mirada de Pau descubre a Lillian y sus ojos se abren como platos y se fijan en el suelo. Está celosa.
Bien. Eso era lo que esperaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario