Divina

Divina

lunes, 25 de julio de 2016

Divina Capitulo 44



El 21 de septiembre era el día de la primavera. Y como ya habíamos planeado, la pasaríamos como siempre en la casa de May de Carlos Paz. Ella iría antes, con  Facu, pero nos encontraríamos allí, y después regresaríamos los cuatro en micro.

Con Pepe, llegamos temprano, así que tuvimos que hacer tiempo en el centro de la villa, para que la parejita estuviera sola.

El sol nos estaba matando, así que nos compramos dos pares de gafas negras baratas que vendían en la calle. Aunque lo de negras era un decir, porque las mías eran anaranjadas espejadas y las de Pedro, azules, del mismo estilo. Nos quedaban tan lindas, que nos sacamos dos millones de fotos.

Muerto de calor, en un momento, se sacó la camisa a cuadros que tenía, se la ató a la cadera y se quedó en musculosa blanca. Perdí por completo el hilo de lo que  venía pensando y por poco me choco un poste de frente, por mirarlo. Solo con abrir la botella de la gaseosa se le tensaban los músculos. Quería salir corriendo y tirarme  de cabeza al lago.

Si, ya lo había dicho y podía volver a hacerlo. Mi amigo era atractivo. Y yo... bueno, yo tenía dos ojos.

—¿No tenés calor? – me preguntó mirándome. Tenía puesta la remera de la promoción por encima del traje de baño.

—No me puse protector solar en la espalda, y ya sabés como me quemo si no. – le expliqué.

—Yo te pongo. – se ofreció. Yo por dentro me reí. Justo lo que me hacía falta.

Sin poder pensar en una excusa para negarme, me quité la remera y me quedé con la parte de arriba de mi bikini negra.
Para que pudiera ponerme crema, me até el cabello en un nudo y me puse de espaldas a él.

Muy prolijo, me desparramó en los brazos, los hombros y en la parte alta de la espalda. Cuando llegó a la cintura, sus manos habían dejado de hacer círculos y ahora me sujetaban acercándome en un abrazo. Sentía su respiración en la nuca, su pecho firme a través de la musculosa, y me estaba alterando.

—Listo. – me besó en el cuello y se separó de mí, dejándome jadeante. Sonreí agradeciéndole y me apuré en llegar a lo de mi amiga.

Habían dejado la puerta sin llave, así que entramos sin tocar.
Lo primero que escuché fue el grito de May, y carcajadas de Pepe.
Lo que acababa de ver, se me quedaría grabado en las córneas para siempre. Fuertísimo ver a mi mejor amiga en esas circunstancias. Facu pasó corriendo desnudo y  tapándose con un almohadón hasta la habitación, puteando a mi amigo y pidiéndole que se calle.

Mi amiga que estaba en el sillón, tratando de envolverse en la manta, roja como un tomate, se levantó y corrió tras su novio.
Con Pedro nos miramos, y estallamos en carcajadas.

Más tarde, habíamos intentado olvidar el asunto, pero era tan difícil... y hacer indirectas o chistes era tan fácil... Por suerte, no se lo tomaron a mal. Ellos mismos se reían, y nos hacían reír a nosotros sin parar.

Este año evitaríamos estar todo el día cerca del escenario. Disfrutaríamos de la pileta de mi amiga, y más tarde, iríamos a ver la banda que cerraba el evento. Bandas, en realidad. Las dos que tanto le gustaban a Pedro, Marama y Rombai, tocaban, y se iba a llenar de gente, seguramente.

Cuando se hizo la hora, nos turnamos para bañarnos. A mí me ardía hasta la raya del cabello. M e había insolado y parecía que me salía humo del cuerpo. Con todo el dolor del alma, me puse el corpiño, sintiendo como los breteles se me clavaban en los hombros. Contuve el aire para ponerme el top y el short lo más rápido posible.
Me dejé el pelo húmedo y salí.

May estaba con un vestido ligerito de florcitas celestes. Facu estaba de musculosa y como Pepe, unos pantalones cortados a la altura de las rodillas. La noche estaba igual de calurosa que el día.

A medida que íbamos acercándonos, más grande era la multitud. Nos tomó una media hora llegar adelante, pero estábamos muy bien ubicados. Salvo, claro, por todos los empujones que estaba recibiendo mi piel herida.
Sonó “Loquita” y estallamos.

Cantamos con todas las fuerzas de nuestras gargantas y bailamos los cuatro, hasta que ya no podíamos más. El “bailecito sensual” de Pepe y Facu ya eran una marca registrada, y no podíamos parar de reír.

Para cuando salió Rombai, la masa de gente terminó de volverse loca y nos desparramamos. M e fueron atropellando, entre hombrazos, codazos, y cabezazos hasta que terminé lejos.
Perdida, fui a parar a un mirador, buscando a mis amigos con desesperación.
El celular estaba sin señal y estaba empezando a agobiarme.
Pedro, me hizo señas desde abajo y yo corrí a su encuentro.

—Pauli, te nos perdiste. – me dijo, mientras yo lo abrazaba para no volver a perderme. —Los otros se fueron a tomar algo. ¿Me acompañas un rato adelante a escuchar lo que queda del recital?

—Dale, vamos. – me cobijó haciendo un escudo entre su espalda y brazos para que no siguieran machucándome las quemaduras. Llegamos al lado del escenario y nos pusimos a bailar.

Sonaba “Noche loca”, un tema que hacían las dos bandas juntas y parecía que era la última, así que la aprovechamos.

La letra de la canción me estaba empezando a poner nerviosa. Y más cuando Pepe me la cantaba son una sonrisa, mientras bailábamos ahí, tan apretados por el
poco espacio que nos dejaba la gente, todos transpirados.

— Vas a volverte atrevida. –me cantó. —Dejar de ser la inofensiva. Parte de la culpa fue mía, que nos gustemos los dos.

Siguiéndole el juego, yo canté la parte que seguía, que justamente cantaba la chica.

— Tú me volviste atrevida. – le canté entre risas. —Cambiaste mi filosofía. Nuestro amor a primera risa, fue lo que me enloqueció.

Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, nos cantamos a la cara lo que seguía los dos al mismo tiempo.

— Quiero una noche, de esas locas. – cantamos acercándonos más. —Verte en poca ropa. – ay Dios, ya ni bailábamos. Estábamos casi con las frentes pegadas. — Descontrolarnos, por las ganas que tenemos... – podía sentir su aliento tan cerca, que me ponía la piel de gallina. —Y besar tu boca, hacer lo incorrecto. Y descontrolarnos, por las ganas que tenemos.

Si, la letra seguía, la música seguía sonando, la gente seguía bailando, pero nosotros no. Sentí sus manos en mi cintura, ajustarse con fuerza y jadeé. Mis ojos se fueron directo a sus labios. Los entreabrió, respirando agitado. Si, “las ganas que tenemos”, justamente.

Ya no había manera de negar esto que estaba sucediendo. Éramos amigos y todo eso, ninguno había insinuado nada nunca, pero ahora mismo, las hormonas pensaban por nosotros. Y yo, quería morderle la boca. Fuerte.

Se inclinó apenas, y mi corazón  latió violento en mis oídos. ¿Estaba a punto de besarme? ¿Pedro? ¡¿Me iba a besar?! ¿QUÉ-CARAJO-ESTABA- PASANDO? – Por dentro, gritaba.

—¡Pepe! ¡Pauli! – Facu nos gritó cuando nos encontró. Nos soltamos y nos miramos con los ojos abiertos, como asustados por lo que habíamos estado a punto de hacer. —Estamos por irnos a comer. ¿Vienen?

Asentimos distraídos y los seguimos. Hasta el regreso, no dijimos ni una palabra del tema, pero nos mirábamos cuando los otros no se daban cuenta. Nos
mirábamos mucho.



Dos días después, estábamos festejando el cumpleaños de M ay como si nada, en casa de Facu. Estaban todos los chicos de la promoción. De ambas divisiones.
Comíamos pizzas, y compartíamos unos tragos mientras escuchábamos música de lo más relajados.

Con Pepe estábamos rarísimos. No sabíamos como actuar con el otro. El, estaba demasiado cuidadoso. Me había servido gaseosa en un vaso, y creo que hasta se había disculpado por empujarme mientras salíamos de la cocina. ¿Desde cuando lo hacía?

Yo, le había sonreído como si nada. Como una estúpida. Había estado a punto de tumbarme al piso, y yo le sonreía. Ok, lo había hecho sin querer, pero de todas maneras. En cualquier otro momento le hubiera dicho algo, al menos algo.

Pero sin dudas, el momento más extraño, había sido cuando estaba yendo a la sala donde todos estaban viendo una película. No quedaban más lugares, y me disponía a sentarme en el piso, cuando Pepe se levantó de donde estaba, y me cedió uno de los sillones.

May nos miró, a uno y al otro, con una ceja levantada.
¿Así iba a ser de ahora en más?
¿En qué quedaría todo esto? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario