Divina

Divina

viernes, 15 de julio de 2016

Divina Capitulo 15



Al día siguiente, era sábado y teníamos la fiesta de un chico del otro curso, amigo de Facu, pero yo no estaba de humor para ir.

Y M ay y Pepe decidieron hacerme compañía para levantarme el ánimo.
M i amiga, me compró las revistas que me gustaban, y trajo algunas películas para que viéramos. Y mi amigo, había llevado nuestro peso en comida chatarra. Desde
pizza, pochoclo, papas fritas, nachos, hasta masitas, alfajores y todo tipo de gomitas.
Los amé.

Vimos una maratón de Harry Potter, seguida de Los Juegos del Hambre y por supuesto, Crepúsculo.

Pepe se había dormido en Luna Nueva, y no había manera de resucitarlo. Así que no tuvimos mejor idea que hacerle unos dibujitos en la cara muy pintorescos.

Unos bigotitos de gato, con naricita incluida, y unas cuantas palabras obscenas que se nos fueron ocurriendo a medida que más y más nos reíamos.

Aprovechando que nuestro amigo dormía, M ay me contó que las cosas con Facu habían avanzado bastante.

Seguían sin decirse algunas cosas, pero estaba claro que se querían.
Tal era el grado de confianza que se tenían, que la noche anterior, ella se había quedado a dormir en su casa después de la fiesta.

Las cosas se habían puesto calientes demasiado rápido, y cuando había querido darse cuenta, estaban sin ropa y muertos de ganas.
Al final, no había pasado nada. Pero no por no haberlo intentado.

—No me entra, Pau. – dijo preocupada.

—¿Qué? – pregunté queriendo sonar igual de seria, pero estaba por morirme de risa.

—Probamos... y nada. – se mordió el labio nerviosa. —No sé cómo vamos a hacer. Creo que es imposible.

No aguanté y un poquito me reí.

—No digas pavadas. – hablábamos en susurros todavía para no despertar a nuestro amigo, aunque no creo que una bomba hubiera sido capaz de hacerlo. —Te
tenés que relajar. Es eso, nada más.

—¿Te parece? – su mirada asustada me daba ternura, así que la abracé.

—Si, seguro. – me reí por lo bajo. —No te puedo hablar desde la experiencia, pero casi segura de que solamente es eso.

Nos reímos.

—Tendría que preguntarle a Pepe. – dijo mirando a nuestro amigo que estaba roncando. —El seguro tiene más experiencia...

—¿Vos crees? – nos encogimos de hombros. —Nunca nos cuenta nada.

—Como sea, no quiero ser la mina que tenga su primera vez con él, después de lo que vimos.

Estallamos en carcajadas.

Y como era lógico en ese punto de la conversación, fue imposible no hacer comparaciones de tamaño, ahora que había otra referencia.

Con tanta comida, se nos hizo difícil conciliar el sueño, pero después de un rato de mucha charla y risas, nos dormimos.
Todas mis angustias, olvidadas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario