6to
Año
(Agenda
de Pau, actividades por mes)
Enero:
Vacaciones
con May en Villa Carlos Paz.
Vuelve
Pedro.
Vuelve
Fede.
Febrero:
S
alida con amigos.
Mi
cumple.
Marzo:
Fiesta de Fede.
Empiezan
las clases.
Reunión
para la remera de la
Promoción.
Abril:
Fiesta
del Colegio S an José
Exámenes.
Ir
al cine: Divergente
Mayo:
Fiesta
del Colegio Jesús María
Calificaciones
de los primeros exámenes
Junio:
Parciales
Julio:
Vacaciones
Orientación
Vocacional
Cumple
Pedro
Comprar
el vestido para mi Graduación.
Agosto:
Fiesta
del Colegio Manuel Belgrano
Exámenes
S
eptiembre:
Día
del Estudiante
Día
del Estudiante
Calificaciones
de los segundos exámenes
Fiesta
para recaudar fondos
Octubre:
Fiesta
despedida de 6to
Noviembre:
Parciales
Colación,
Entrega de Diplomas
Fiesta
de Graduación
Diciembre:
Navidad
Año
Nuevo
¡¡¡BARILOCHE!!!
Enero:
Como
había aprobado las materias, mis padres me dejaron vacacionar como tenía
planeado. Salí con mis amigos, me divertí y lo mejor de todo, me fui cinco días
con
M ay a su casa de Carlos Paz.
Fuimos
con su familia, pero era tan grande, que prácticamente era como si estuviéramos
solas. Íbamos y veníamos con libertad, y como ya conocíamos el lugar, sus
padres
no nos decían nada.
Solo
una vez estuvimos en problemas.
Estábamos
bañándonos en la pileta, y no advertimos que su mamá estaba tomando sol desde
una de las reposeras de atrás.
No
se había enterado de piercing de mi amiga, y al verla en traje de baño por poco
se muere.
Un
par de gritos, un reto, un castigo, pero la verdad es que ya no podía hacer
nada. Ya estaba hecho, tendría que aceptarlo.
No
es que sus padres fueran muy conservadores, pero como los míos, hubieran
valorado el hecho de ser consultados ante una decisión así.
Y
más cuando se trataba de M ay, que tenía una relación super estrecha con su
mamá. Ya sabía que estaba teniendo relaciones con Facu, y ella misma la había
acompañado
al doctor para que le recetaran las pastillas.
Yo
con la mía, me llevaba también muy bien, pero no tenía mucho para contarle
todavía. Estaba emocionada con Fede, y le había gustado a primera vista.
No
podía culparla, mi novio era muy lindo.
Al
recordarlo sentí cosquillas en el estómago.
Tal
y como había prometido, me había escrito y llamado todos los días. M e contaba
los paseos a los que iba, o como se divertía con sus amigos, pero también lo
mucho
que me extrañaba.
—Tengo
muchas ganas de verte, peque. – me decía, cariñoso.
—Y
yo a vos.
– sonreí. Faltaban solo unos cuantos días y estaría de regreso.
—Te
voy a llenar de besos apenas te vea. – susurró. Seguramente estaban sus
amigos con él, y cuando nos poníamos muy tiernos, no nos gustaba que otros nos
escucharan.
—Ojalá
estuvieras acá conmigo... – le dije un poco triste.
—M
e encantaría, preciosa. – de fondo se escuchaban las voces de sus compañeros que se
burlaban porque él llamaba a su novia en pleno viaje de egresados. —M e
tengo
que ir, portate bien en Carlos Paz.
M
e reí.
—Portate
bien en Bariloche. –
retruqué. —Te mando un beso, Fede.
—Yo
te mando muchos, peque. – si, estábamos así de pesados. La distancia nos ponía
muy ñoños y empalagosos.
Nos
despedimos un rato después, y me fui a cambiar.
Esa
noche salíamos a bailar a un boliche que quedaba cerca de su casa.
Había
elegido un short negro con tachas tiro alto, con un top bastante cerrado, y
sandalias con plataformas. Y mi amiga tenía un vestido negro cortito con
transparencias
en la espalda con zapatos bajitos. Nos vimos en el espejo, y como nos gustaba
lo que veíamos nos sacamos un par fotos para Instagram.
Pepe,
que por lo visto estaba conectado, no tardó en darle “like” y comentó.
“Hermosas.”
Las
dos sonreímos. Pero nos quedamos muy serias, cuando vimos que Fede también
comentaba.
“Si.
MI NOVIA y su amiga, son hermosas.”
—¿M
arcando territorio? – dijo M ay levantando una ceja.
—Creo
que está celoso de Pepe. – le contesté encogiéndome de hombros.
M
i amiga puso los ojos en blanco.
—Esperemos
que el otro no se prenda contestándole, porque encima que no se lo banca... –
opinó.
Y
justo llegó la notificación de otro comentario de Pepe.
“jaja.
MIS AMIGAS son hermosas. #CelosoYo ¿?”
—Ay
no, Pedro. – dijo mi amiga mientras
leía.
Y
desde ese momento fue un bombardeo de mensajes entre ellos dos.
“Qué
te pasa, gil?” de
Fede.
“A
quién le decís gil?” de Pepe. Y así...
Para
cuando terminaron, poco más se habían dicho que se iban a matar apenas se
vieran.
Nuestra
simpática foto había quedado en segundo plano, y ahora tendría que lidiar con
un mejor amigo y novio peleándose.
No
quería tomar partido, porque le importaban los dos, pero en este caso, tenía
que darle la razón a Pedro.
Los
celos de Fede eran infundados y salidos de la nada. Fue innecesario el
comentario en la foto. Una provocación. Tenía ganas de pelea. Y claro, mi amigo
no era
de
los que se quedaban callados.
Sacudí
la cabeza y le dije a mi amiga que saliéramos. Ya hablaría con los dos por
separado, mañana.
Esa
noche es un gran borrón. Entramos e inmediatamente comenzamos a tomar. Ella
tenía amigos de la zona, y como todos eran mayores, podían comprar bebidas.
No
recuerdo nada de nada.
Sé
que éramos muchos, la música me gustaba, y bailamos la canción de Pepe haciendo
palmas como mi amigo siempre hacía. También había sonado “Humanos a
M
arte”, así que obviamente habíamos tenido que enseñarle a sus amigos nuestra
performance.
Después
de eso, nada. Pantalla negra.
Abrimos
los ojos cerca de las cuatro de la tarde del otro día, sintiéndonos como la
misma muerte.
M
iré mi celular y tenía dos mensajes.
Uno
de Fede, que decía que le había encantado que lo llamara anoche. ¿Lo había
llamado? M e reí. Evidentemente lo había llamado borracha, a saber lo que le
habría
dicho.
Y
otro de Pepe que me decía borracha, y que había extrañado nuestras charlas
profundas. También lo había llamado.
Increíble.
La próxima vez que saliera, tendría que pedirle a M ay que me quitara el
teléfono. Era peligrosa.
Volví
a llamar primero a mi novio, que me puso al tanto de las muchas estupideces que
le había soltado en mi estado de ebriedad.
—Nunca
habías estado tan cariñosa, peque. – me susurró. M e tapé la cara
totalmente mortificada. —Ahora tengo todavía más ganas de volver.
—Yo
también tengo muchas ganas de verte, Fede. – contesté. —Y que horror...
olvídate de todo lo que te dije, por favor. Yo me olvidé. – me reí.
—No
me voy a olvidar. Pero espero que puedas decirme lo mismo estando sobria. – me quedé
congelada en el lugar. Sospechaba que le había dicho muchas cosas
que
no pretendía.
Ay
no. Que vergüenza.
M
e sentía desnuda.
Un
rato después charlé con mi amigo.
—No
te hagas problema, Pau. – la tranquilizó. —No voy a seguir hablando con tu novio.
—Gracias,
Pepe.
– le contesté con alivio.
—No
voy a dejar que nos peleemos por este pelotudo. Es lo que quiere. – dijo después
entre dientes como si no pudiera callárselo.
—Pedro...
–
le advertí.
—Ya
sé. –
cambió de tema repentinamente. —¿Te acordás de nuestra charla de anoche?
– se empezó a reír.
—Nada.
–
confesé.
—M
e imaginé. M e hiciste llorar de la risa. – me reí con él.
—¿Qué
te dije? –
quise saber.
—M
e contaste que Lucas, que creo es un amigo de M ay, te había tenido que llevar
alzando porque te caíste y te doblaste un tobillo. – dijo entre risas.
—Ahora
que lo pienso, me duele mucho la pierna derecha. – reconocí.
—Después
me dijiste que las sandalias te hacían ampollas y cuanto hacía que no ibas al
baño.
– me tapé la cara y me reí avergonzada.
—Es
que cuando no estoy en mi casa, me cuesta. No es mi baño. – me expliqué.
—Ya
sé. –
dijo entre risas. —Pero sos una asquerosa... estábamos hablando de cualquier
otra cosa. No tenía nada que ver.
—Perdón.
– me mordí los labios. —M i teléfono estaba borracho. ¿Qué más te dije?
Pepe
se rió y después contestó.
—Después
te pusiste sentimental, me dijiste que soy tu mejor amigo, y que me querías
mucho... esas cosas.
– concluyó.
—Aw... – me reí. —Borracha
me pongo muy tierna. – mi amigo se rió conmigo y me siguió contando las
pavadas que habíamos hablado. Un rato después me
despedí
de él, con una sonrisa en el rostro.
Todas
las preocupaciones y vergüenzas olvidadas.
V
olvimos a Córdoba temprano y como estaba aburrida, prendí la computadora para
ver Facebook. En las noticias, miles de fotos de los chicos de 6to en
Bariloche.
Sonreí
y busqué la cuenta de mi novio para verlo. No había subido nada, pero estaba
etiquetado en varias.
Algunas
eran en el Boliche, otras en el hotel. En todas salía abrazado a Belu. ¿Qué?
Era
su compañera, era normal que estuviera ahí. Pero, era necesario que se
abrazaran tanto? El estómago me dio un vuelco y me sentí asqueada. La
posibilidad de
que
me engañara con ella era algo que ya había pasado por mi mente. Después de
todo, estarían todo el tiempo juntos, se pondrían borrachos, podían recordar
viejas
épocas.
Enojada
apagué todo y me fui a acostar. Escuché que mi celular sonaba a las once, y
sabía que era él. Porque era el momento en que terminaban de comer y se iban
a
cambiar para salir. Siempre aprovechaba para llamarla un ratito. No atendí.
Estaba
verde de celos, no había otra explicación.
Puse
el teléfono en silencio y me dormí.
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