M is padres, habían optado por no castigarme.
—Te castigaste vos sola, piojo. – dijo mi papá. —Al quedarte
sin vacaciones por tener que estudiar. Si no aprobas en diciembre, ya vemos que
hacemos.
—Casi todo el mundo reprobó esas dos, Miguel. – me defendió
Pepe, que en ese momento estaba en casa con M ay para que fuéramos a la fiesta
de mi colegio.
—La vieja de Historia está loca y nos odia.
—Paula no necesita abogados. – le contestó despeinándolo.
—Váyanse de una vez así
podemos ver la película en paz. – se rió.
Esa noche se quedaría con mi mamá en la sala viendo un DVD
que acababan de comprar. Siempre hacían cosas juntos, o salían a comer. No pude
evitar comparar la
situación de mis padres con los de Fede, y me puse triste.
Debía ser difícil...
Nos terminamos de preparar y nos fuimos a la escuela, donde
en el gimnasio se celebraría una fiesta de despedida a los alumnos de 6to año
que egresaban.
Las chicas y los chicos de la promoción estaban en su
mayoría borrachos en el escenario. En este caso era “Anaconda” de Nicki M inaj,
que aparentemente habían
pedido para bailar todos juntos.
Con mis amigos no nos quedamos a ver el show porque no nos
divertía ni un poco.
Fuimos con mis compañeros y empezamos a bailar por nuestra
cuenta. Facu se sumó más tarde, dejándonos solos a Pepe y a mí, al llevarse a M
ay.
Como siempre que empezaba a sonar a sonar cumbia, mi amigo
se volvía loco. “Locuras contigo” de Rombai, era otra de esas canciones que se
sabía de principio a
fin. Preparada para empezar a dar vueltas como loca, me
sujeté a sus hombros con fuerza y me moví tratando de seguirle el ritmo.
M uerto de risa, a propósito bailaba rápido y me hacía girar
entre sus brazos para que me costara seguirlo, pero ya tenía práctica, y me
defendía bastante bien.
M ay, se acercó y nos abrazó por los hombros casi saltando
mientras cantaba la canción.
La sumamos, y empezamos a cantarla todos como si se nos
fuera la vida en eso.
Justo en ese momento, sentí que un par de brazos me
agarraban por la cintura y me arrastraban hacia un rincón. Estaba por darme
vuelta asustada, para insultar a
quien me estuviera tocando, cuando escuché su voz.
—Hola, peque. – sonreí y me giré pero para mirarlo.
—Hola. – me besó muy despacio. —Pensé que estabas en el
escenario.
—M e aburrí. – se rió. —Además te vi llegar... y me estaba
poniendo celoso de cómo bailabas con tu amigo.
—Amigos. – lo corregí. —Estaba bailando con mis dos amigos.
—Te vi con el chico ese de los pelos parados. – dijo de
manera despectiva.
M e reí y miré hacia donde estaban. Pepe me miró por un segundo, y después siguió bailando con la
chica que estaba. M i amigo tenía éxito con las mujeres, no se
podía negar.
M ay había vuelto con Facu y bailaban abrazados, como yo
estaba haciendo con Fede.
—Estas preciosa, Pau. – me tomó por el rostro y me habló muy
cerca de los labios. —¿Querés estar conmigo?
No entendí bien a qué venía esa pregunta salida de la nada,
pero no dudé en contestarle.
—Si, Fede. M e encanta estar con vos. – me besó con más
fuerza y cuando se separó para tomar aire, llevó su boca a mi oído y me
preguntó.
—¿Y serías mi novia? – las mariposas que tenía en el
estómago se revolucionaron y el pulso se me disparó. Estaba ahí, pegado a mi
cara, luciendo hermoso, y
pidiéndome que sea su novia. No podía creerlo.
Aunque no era dueña del control de mi cuerpo a esas alturas,
me las arreglé para asentir con la cabeza y acercar mi boca para seguir besándolo.
Era como si todo el gimnasio, todo el colegio, todo el mundo
acabara de desaparecer. Podía estar sonando cumbia de fondo, pero yo todo lo
que escuchaba era el
sonido de mi corazón y la canción de The Black Keys, que
ahora era nuestra canción.
Así, trenzados en un abrazo apasionado mientras nos comíamos
la boca el uno al otro, empezamos nuestra relación de manera oficial.
Y así, con un montón de palabras dulces al oído y caricias
tiernas entre besitos, empecé a engancharme como nunca antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario