Divina

lunes, 11 de julio de 2016
Divina Capitulo 4
Marzo:
Y así de rápido, mis vacaciones se habían terminado. Ya empezaban las clases, así que ese último fin de semana libre, hicimos planes para disfrutarlo a fondo.
Se estrenaba The Host en el cine, y como había leído el libro, esperaba con ansias ver si la película se le parecía.
Todas las funciones estaban llenas, así que esperamos hasta la noche, a la última, en dónde había una sala con cuatro lugares libres para nosotros. Y si, digo cuatro
porque Facu, venía también.
Después del recital de Babasónicos, había agregado a M ay a su Facebook, y la tenía en el Whatsapp. Siguiendo el ritmo del chico, no se habían dicho nada del otro
mundo, pero cuando ella vio la oportunidad de invitarlo, lo hizo. Y sorprendentemente, dijo que si.
M ay estaba que se moría de nervios.
Con Pepe nos sentamos del lado del pasillo, dejándoles a ellos dos el lugar cerca de la pared y acomodamos los pochoclos y los nachos con queso, listos para
comer. Y si, también ver la película.
Facu, nos había saludado más alegre que de costumbre, y hasta había hecho un par de chistes hasta que las luces se apagaron. La cosa pintaba bien.
Desde que la película empezó, dejé de prestar atención a mis amigos, lo lamento. Este libro, me había gustado tanto que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano
para no gritar cada vez que decían alguna frase que había leído, o en los momentos más atrapantes.
Pepe, a mi lado, no hacía más que zamparse comida en la boca y hacer algún comentario por lo bajo.
—¿Quién es la rubia? Está buena. – y yo lo hacía callar mirándolo mal.
Pero claro, como siempre sucedía, llegaba un momento relativamente tranquilo y podía sacar los ojos de la pantalla por un instante. Justo a tiempo para ver como
Facu agarraba por el rostro a M ay y le daba un beso apasionado ahí, frente a nosotros.
Le dí un codazo a Pepe, que cuando los vio por poco se ahoga con la gaseosa. Se acercó y me dijo muy bajito.
—¿Adónde quedó la timidez? – los dos nos reímos y tratamos de no mirarlos para no incomodar.
Pero era tan difícil.
Estábamos felices por nuestra amiga, y si Facu en ese momento se hubiera ido, probablemente la hubiéramos felicitado y todo.
Salimos tarde y encandilados por haber estado tanto tiempo en la oscuridad.
Antes de que sugirieran algo distinto, Pepe se ofreció a llevarme a casa, así Facu la acompañaba a M ay y tenían algunos momentos más para estar juntos.
M i amiga no dijo nada, pero tenía una sonrisa de oreja a oreja. Estaba feliz.
Con Pedro, teníamos ganas de caminar, y la noche se prestaba, así que nos volvimos a pie. La ciudad estaba como en hora pico. Las calles estaban llenas de gente
y todos los negocios estaban abiertos. Aprovechando el movimiento turístico de los últimos días de vacaciones.
—¿Qué pasaría si Facu y M ay se ponen de novios? – preguntó Pedro ensimismado, pateando una tapita de gaseosa mientras caminaba.
—Pasaría que nuestra amiga estaría feliz. – le contesté.
—Si, pero ya no seríamos los tres. – me miró pensativo. —O seríamos cuatro de ahora en más, o... ella empezaría a aislarse para estar con su chico, solos.
Negué con la cabeza, descartando esa locura.
—No. Dijimos que nunca íbamos a hacer una cosa así. – él torció la cabeza y se encogió de hombros.
—Imaginate que alguno de nosotros dos se pone de novio, Pau. – se rió. —Serían dos parejitas y el que queda solo...
—O al que le enganchan siempre el amigo de alguien para que haga número par. – nos reímos, aunque en el fondo nos hacía poca gracia.
—No tengo pensado ponerme de novio. – dijo muy seguro, a lo que yo resoplé.
—Si, claro. – lo miré con los ojos entornados. —Si ahora viene Barbie y quiere que seas su novio... le vas a decir “No, seamos amigos.”
Se mordió el labio.
—No, amigos no. – me guiñó un ojo. —Pero novio... mmm. No creo.
—Yo tampoco te creo. – me reí, contagiándolo. Y una vez que empezábamos a reírnos, ya no podíamos parar.
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