Divina

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lunes, 24 de agosto de 2015

En La Cama De Su Marido Capítulo 24


A pesar de todos los esfuerzos por minimizar la repercusión del intento de secuestro de Olivia, la noticia apareció en todas las televisiones, radios y periódicos.

Pedro rechazó conceder entrevistas y exigió respeto a su vida privada. Sus empleados impedían el acceso de los medios a la casa y Paula mantenía a Olivia dentro de la mansión. Se recordó a todo el personal su compromiso de confidencialidad y Pedro puso a Federico al mando de la oficina de Madrid mientras él trabajaba en casa.

Olivia parecía ser el objetivo principal de los medios de comunicación, y Paula raramente la perdía de vista. Gracias al eficiente trabajo de Carlos, la niña parecía haber superado el trauma.

Pero los medios de comunicación no renunciaron. Un helicóptero con el logo de una cadena de televisión sobrevoló tres veces la mansión con la esperanza de conseguir una foto.

Para Paula aquello fue la gota que colmó el vaso y, al tercer día, abordó a Pedro después de acostar a Olivia.

—Tenemos que hablar.

—Vamos a la habitación, ¿de acuerdo? No, en la habitación no. Demasiados recuerdos y necesitaba ser fuerte.

—Prefiero el despacho. La observó con detenimiento, notó la mirada sombría y el gesto de determinación y se preparó para un combate civilizado. Con un gesto indicó la dirección del despacho.

—Da lo mismo —cuando llegaron, cerró la puerta tras ello y le indicó un cómodo sillón de cuero—. Siéntate.

—Prefiero estar de pie —no quería mirarlo desde abajo. Pedro cruzó la habitación y se apoyó en la mesa.

—¿De qué quieres que hablemos?

—Me voy a llevar a Olivia a casa, a Perth —empezó mostrando sus intenciones—. Puedo viajar en un vuelo comercial o pedirte que nos lleve tu avión privado.

—Tu hogar es éste —dijo sin inmutarse.

—No. Teníamos un acuerdo y me diste tu palabra —le recordó sosteniéndole la mirada—. Insisto en que la cumplas.

—Las circunstancias han cambiado.

—¿Porque me has convencido para que mantuviera relaciones contigo?
Pedro guardó silencio unos segundos y arqueó una ceja con gesto interrogativo.

—Relaciones… ¿es así como llamas a lo que hemos compartido?

—Aliviamos mutuamente nuestras frustraciones sexuales —mintió, era más que eso, mucho más.
Permaneció inmóvil sosteniéndole la mirada como si su vida dependiera de ello.

—¿No hay nada que pueda decir o hacer para hacerte cambiar de opinión?
«Garantizarme que siempre me amarás, que el amor es la razón por la que me arrastraste de nuevo hasta Madrid… y no el deseo de vengarte del pasado».

—No —fue la única palabra que pudo pronunciar.

—¿Cuándo pretendes volver a Madrid? Aquello era lo más difícil que había tenido que hacer nunca.

—Acompañaré a Olivia cuando venga a verte —«y me moriré cada vez».

—¿Esa es tu última palabra? No podía permitirse echarse atrás, por mucho que esa decisión fuera a destrozarla. ¿Lo sabría él? ¿Lo supondría?

A lo mejor ni siquiera le importaba. El sexo era… bueno, sexo. Y para un hombre, sin amor que lo hiciera especial, cualquier mujer podía valer. Debía haber una lista de espera de mujeres deseosas de pasar por su cama en cuanto su esposa lo volviera a… dejar.

—Sí —dijo con determinación.

Escrutó su rostro en busca de algo que mostrara el efecto de su afirmación… pero no encontró nada.

Al pensar en cuando hacían el amor, y era hacer el amor, quería echarse a llorar para que él le enjugara las lágrimas.

—¿Cuándo piensas irte?
¿No iba a discutir? ¿Intentar convencerla? Pero, ¿qué había esperado, que rompiera su promesa? Ese no era su estilo.

—Lo antes posible. Pedro no se movió, simplemente inclinó la cabeza.

—Daré instrucciones al piloto para que el avión esté listo mañana.

—Gracias. Tenía que salir de allí antes de venirse abajo. Se dirigió a la puerta.

—¿Qué has pensado decirle a nuestra hija?

—La verdad —dijo haciendo un tremendo esfuerzo para volverse a mirarlo.
Abrió la puerta, salió y cerró.


Una semana más tarde, Paula reconocía que su vida había vuelto a la normalidad. El apartamento estaba ventilado, limpio. La despensa y la nevera llenas. Anna parecía encantada de volver a cuidar de Olivia por las tardes y John feliz de que hubiera vuelto a la farmacia.

Ella debería haber estado feliz, contenta, aliviada por haber dejado atrás una situación tan tensa.

Todo estaba resuelto, se decía, como quería en un principio. ¿No había peleado por conseguir un acuerdo de custodia satisfactorio y adecuado a las necesidades de Olivia?

Su hija parecía relativamente relajada y estaba deseando volver a la escuela infantil y reunirse con sus amigos.

Cada tarde, a la misma hora, Pedro llamaba para hablar con su hija y darle las buenas noches. Sus llamadas eran muy esperadas por Olivia y recibidas con gran regocijo. Que sólo en contadas ocasiones saludara a Paula era algo intrascendente… pero muy doloroso.

¿Qué esperaba? ¿Una conversación agradable? ¿Pero cómo podía él simplemente… desconectar así?

No debería sentirse hecha añicos, pero era así. Aquello afectaba a su sueño, tenía los ojos hundidos y le dolían. Si no se rehacía, pronto estaría hecha un guiñapo.

La segunda semana le costó adaptarse al horario de trabajo y empezaba a molestarle la preocupación de John.

—Estoy bien —le aseguraba y se negaba a contarle el viaje a Madrid.

Al final de la segunda semana en el correo llegó la sentencia provisional de divorcio. La sentencia definitiva estaría en un mes. Deberían haber sido buenas noticias, pero se hundió en la desesperación.

La tercera semana empezó a sufrir molestias gástricas que no remitían. 

Combinadas con el cansancio y los cambios de humor… La obvia posible causa hizo que las señales de alarma sonaran en su cabeza: tenía que hacerse una prueba de embarazo. El resultado confirmó sus peores temores.

No era inconcebible dado que no había usado ningún método anticonceptivo tras el nacimiento de Olivia… y tampoco Pedro había optado por la protección.

Estúpida. ¿En qué había estado pensando? ¿Y él? Claro, que en todo el proceso, el pensamiento nunca había formado parte de la ecuación.


A las veinticuatro horas, repitió la prueba y confirmó el positivo.


Continuara.......


Gracias Por Leer y Comentar SIEMPRE !!!! 

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MAÑANA TERMINA ...........



2 comentarios:

  1. Ahhhhhhh, no te lo puedo creer x favor. Espero que esta vez Paula le diga a Pedro y dejen de ser tan cerrados y se digan lo que se aman.

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  2. se puso buenísima, que lindo que llega un Alfonsito

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