Divina

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lunes, 16 de noviembre de 2015

After 2 Capítulo 60



Pau

Pedro me sube la cremallera y yo me arreglo el pelo con los dedos mientras él se abrocha los pantalones.

—¿Qué hora es? —pregunto mientras se pone los zapatos.

—Faltan dos minutos para las doce —responde tras comprobar la hora en un despertador que hay en un pequeño escritorio.

—Vaya..., pues vamos a bajar ya —le digo.

Sigo más que borracha, pero ahora estoy más relajada, gracias a él. Bebida o no, aún no me creo lo que ha pasado con Molly.

—Vamos.

Me coge de la mano y llegamos a la escalera justo cuando todo el mundo empieza a gritar: 
—¡Diez..., nueve..., ocho...!

Pedro pone los ojos en blanco.

—¡Siete..., seis...!

—Esto es absurdo —protesta.

—¡Cinco..., cuatro..., tres...! —empiezo a gritar—. Hazlo conmigo —digo.
Intenta no sonreír, pero fracasa y una enorme sonrisa se dibuja en su cara.

—¡Dos..., uno...! —digo metiéndole el dedo en el hoyuelo.

—¡Feliz Año Nuevo! —grita todo el mundo, yo incluida.

—Que viva el Año Nuevo —dice Pedro sin el menor entusiasmo, y yo me río cuando pega los labios a los míos.

A una parte de mí le preocupaba que no me besara aquí, delante de todos, pero ahora acaba de hacerlo. Cuando mis manos se deslizan hasta su cintura, me las coge para detenerme. Se aparta y sus ojos de color esmeralda relucen. Qué guapo es.

—¿Aún no estás cansada? —bromea, y niego con la cabeza.

—No te hagas ilusiones. No voy a hacer lo que imaginas. —Sonrío—. Tengo que hacer pis.

—¿Quieres que te acompañe?

—No. Ahora vuelvo —digo, y le doy un beso rápido antes de dirigirme al cuarto de baño.

Debería haberlo dejado venir. Esto es mucho más difícil que cuando estoy sobria. Ha sido una noche divertida, aun a pesar de lo de Molly. Pedro me ha sorprendido mostrándose calmado, incluso con Zed, y ha estado de buen humor todo el tiempo.
Después de lavarme las manos, recorro el pasillo de nuevo en su busca.

—¡ Pedro! —oigo que exclama una voz femenina.

Miro y veo una cara familiar: es la chica de pelo negro con la que me he topado antes. Y 
se dirige hacia él. Como soy de naturaleza curiosa, decido quedarme atrás unos metros.

—Tengo tu móvil, lo has olvidado en el cuarto de Logan. —Sonríe y se saca el teléfono de Pedro del bolso.

«¿Qué?» Seguro que no es nada. Estaban en la habitación de Logan, lo que significa que probablemente no estaban solos. Confío en él.

—Gracias. —Coge el teléfono y se aleja de ella. Menos mal—. ¡Oye! —le grita entonces—. ¿Te importaría hacerme el favor de no decirle a nadie que estábamos juntos en el cuarto de Logan? — pregunta.

—Yo nunca alardeo de mis rollos —sonríe la chica antes de marcharse.


El pasillo empieza a girar a mi alrededor. Noto un dolor instantáneo en el pecho y corro por la escalera. Pedro me ve corriendo y compruebo cómo el color desaparece de su rostro al saber que lo he pillado.

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