Divina

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sábado, 20 de agosto de 2016

Divina Capitulo 74


Una semana despues, estabamos cumpliendo un año de novios. Si, es verdad que nos habiamos pasado un poco mas de un mes separados, pero no contaba. Los dos nos habiamos puesto de acuerdo, habiamos seguido juntos a nuestra manera. Nunca dejamos de pensar en el otro, ni de estan tan enamorados como lo estabamos. Habia sido un feo lapsus, que no queriamos ni recordar.

Pepe se habia levantado antes, y me habia despertado con el desayuno en la cama. Despues de mimarnos por horas, me habia devuelto mi anillito de cuarzo rosado. Ese que para nosotros, era simbolo de un montos de promesas que seguiamos cumpliendo desde que las hicimos.

Tal vez cualquier otro novio hubiera comprado flores, pero mi chico me conocia. Con una sonrisa enorme, me habia regalado una bolsa de dulces, entre los que estaban mis gomitas favoritas, y chocolates.

Yo, por mi parte, haciendo las paces con él, habia encargado por internet una camiseta de River firmada por los jugadores. No habia conseguido de Cavenagui , pero es que era muy dificil. Igual, le habia encantado. Ya era de noche y todavia la llevaba puesta.

Para cenar, habiamos ido a un lugar super lindo que quedaba cerca de La Cabaña, y de vuelta habiamos paseado aprovechando la linda y calurosa noche, porque gracias al viento, se estaba mejor que en el departamento. Yo me habia comprado unos zapatos chatitos para las ocasión, y ahora me lamentaba de no haberlos entrenado antes.

Era sabido que me iban a raspar sobre el talon. Siempre me pasaba.

-nos tomemos un taxi. -dijo Pepe al ver que tenia ampollas y se me estaban lastimando. -o podemos comprar curitas.

-curitas. -dije- no quiero arruinar la salida. -estabamos yendo a tomar helado. Si me tenian que amputar, que me amputaran. Yo no me quedaba sin helado.

-estas rengueando desde hace dos cuadras. -me discutio- mira como tenes... te sale sangre.

-no me duele. .-menti estremeciendome una vez mas al sentir el borde del maldito calzado rozandome en donde tenia en carne viva. Mierda.

Mi novio se dio cuenta y se rio poniendo los ojos en blanco.
-pedimos helado por telefono y ahora te llevo cargando hasta el taxi. -sugirio una vez mas, con mucha paciencia.

Al llegar, lo primero que hice fue sacarme los zapatitos del demonio y curarme los pies mientras Pepe llamaba a la heladeria. Eso era lo bueno de estar en Nueva Cordoba. En mi barrio, no podia ni soñar con delivery de helados.

Mas comodos nos sentamos a ver una pelicula en el sillon para disfrutar del helado y note que queria derme algo, y no se animaba. Lo mire levantando una ceja, pero nada.

-Pedro... -le adverti. Se suponía que ahora nos debíamos comunicar mejor.

-¿no te queres mudar conmigo, Pau? -Pregunto de sopeton.

-¿ah? - lo mire desconcertada, esperando que sea una broma. Él estaba serio y esperaba una respuesta, nervioso.

-si, si queres venir a vivir aca conmigo. -señalo a su alrededor. -con tus cosas, y todo.

Me enderece en el lugar ahora nerviosa yo tambien. No podia estar hablando en serio.

-vos decis, convivir... -levante las cejas apenas. - ¿no somos muy...chicos todavia?

-ya de todas formas estamos practicamente viviendo juntos desde hace meses... -dijo- nos hemos dividido todos los gastos siempre, y si te pones a pensar, no cambiaria mucho. Tendrias tu ropa aca, nomas. Algunos muebles capaz.

-pero tus viejos... -dije bajito. -y los mios.

-desde enero que no te mantienen mas. -contesto. -sos mayor de edad y trabajas. Por los mios no te preocupes, estan lejos. Me da igual lo que piensen.

Abri la boca pensando en algun pero u otro impedimento que pudiera existir, pero no me salia nada. Francamente no podia pensar en ninguna azon para decirle que no. Ademas, me sentia emocionada de que me lo pidiera. Tanto, que no me salian las palabras.

-a menos que vos no estes segura -podia notar en su voz un poco de decepcion y tristeza. Mierda. -te entiendo si te parece que es rapido... a mi no. Siento que te conozco y me siento comodo con vos. -se rasco la nuca ansioso. -llevamos toda la vida siendo amigos, y un año de novios, no creo que tengamos problema. Pero si no queres -empezo a tartamudear y se me partio el alma. - tenes razon, somos chicos. Lo que mas nos sobra es tiempo y capaz mas adelante... y en un lugar mejor cuando trabaje, y pueda pagar un departamento mas lindo, mas grande....

Me derreti.

-si, si estoy segura -le sonrei- me encantaria mudarme aca con vos. -aplaudi emocionada y me trepe en su regazo para llenarlo de besos. El pobrecito tenia toda la camisa transpirada por el mal momento que acababa de pasar, y pensaba levantarle el animo a fuerza de mimos.

Ya mas tranquilo, me habia llevado a la habitación y celebramos ese primer año juntos, y mi proxima mudanza.



La mañana siguiente, amanecimos cerca del mediodia, abrazados y sonrientes.

-no tenemos comida. -dijo Pepe mirandome con los ojos todavia hinchados, haciendome sonreir por lo guapo que se veia. -podriamos salir a comer ahora o … -se giro sobre mí y comenzo a darme besos en el cuello muy despacito.

-vamos despues. -decidi cerrando los ojos, y pasando mis manos por su espalda, que ahora estaba mas ancha por sus practicas de boxeo.

Rapidamente nos quitamos la ropa interior, y entre suspiros y jadeos nos movimos buscandonos con desesperación. Su boca subia por mi mandibula, hasta encontrar mis labios, y aunque sus besos eran dulces y delicados, abrio mas mis piernas con una rodilla y entro en mí con fuerza.

Gemimos al mismo tiempo y acoplandonos encontramos el ritmo que mas nos gustaba. Arquee el cuerpo porque él sabia exactamente como enloquecerme. Y se enloquecia tambien viendome disfrutarlo. Era incrible.

En eso estabamos, cuando la puerta de entrada sono con llaves que la abrian, y sin poder hacer nada para evitarlo, fuimos descubiertos por sus padres.

Si. Asi tan terrible como suena.

Teniamos la puerta de la habitacion abierta por el calor que haca, y nunca nos ibamos a imagina que iban a llegar de sorpresa a visitarlo.

-¡Mierda! -grito Pepe agitado- y encima mio, por si fuera poco, -tapandome con las sabanas torpemente mientras yo veia con horror como los ojos de mis suegros se salian de sus orbitas. Puta vida. No se si grite, chille, porque la verdad, los oidos s me habian encapotado como en un cono del silencio y escuchaba todo desde lejos. Como bajo el agua.

Lo unico que tengo para agregar es : ¡Por Dios, que nuca les pase!

Asi como entraron, se dirigieron a la sala con la puerta cerrada, dandonos tiempo a adecentarnos.

Porque claro, no podiamos quedarnos encerrados alli por siempre, habia que salir y enfrentarnos a Ana y Horacio. Queria vomitar.

Ya arreglados, y algo palidos, salimos a saludar y tras una regañina fuerte por parte de los padres de mi novio, que aparentemente recien ahora se estaban enterando que su hijo tenia relaciones, y cuarenta minutos de sermones sobre sexo seguro, nos miramos y nos agarro terrible ataque de risa.

Tal vez los nervios, o no se que, pero no podiamos parar. Aun viendo la cara de molestia que traian nuestros invitados.

Claro, porque ahora eran nuestros invitados. Yo vivia ahi, y faltaba darles esa hermosa noticia para que fuera la cereza del postre.

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