Divina

Divina

lunes, 8 de agosto de 2016

Divina Capitulo 61


Julio

Eran las  tres de la mañana y yo seguía mirando la pantalla del ordenador como si allí pudiera encontrar la inspiración que necesitaba. Nada. Me encogí de hombros, y me dije que ya en algún momento saldría. Minimice el documento de Word y me puse a ver las redes sociales.

Hacia dos días que había firmado contrato con la editorial para la publicación de mi novela, y aunque estaba emocionada, no podía evitar pensar que me había equivocado de camino.

¿Y si ese era el único libro que podía escribir? ¿Y si nunca mas tenia una buena idea para uno?
¿Que iba a ser de mi vida si a los treinta años me daba cuenta de que no quería ser escritora?

¿Empezar de cero una carrera? Seria muy tarde..... ese solía ser el motivo de discusión mas recurrente con mi ex novio. Las empresas contrataban a gente cada vez mas joven, y mi momento de estudiar era ahora. Mierda. Tenia un lió en la cabeza.
¿Como iba a escribir así?

No había forma.

Me levante ofuscada y cerré mi laptop casi de un golpe.



        
Era una suerte que mi horario de trabajo empezara después de las diez de la mañana, porque adivinaba que nadie podría levantarme antes de esa hora ni aunque se prendiera fuego el edificio.

A ciegas, entre a la habitación y me acosté en la cama. Las luces estaban apagadas y mi novio dormía desde temprano, porque el muy responsable, madrugaba.

-Ya te va a salir- murmuro con voz ronca mientras me abrazaba.

-Estoy en blanco- confesé- Ni siquiera se sobre que quiero escribir.

-Mmm... -se movió un poco a mi lado, apoyándome en su pecho ancho y musculoso. Cada día se ponía mas lindo. -Recién estas por publicar tu primer libro, Pau. Y no tenes ni veinte años ¿Cual es el apuro?

-Si quiero vivir de esto y tener un futuro …. -lo oí suspirar resignado-

-A mi me parece que tu primera novela va a  ser un éxito, y no vas a tener que preocuparte por nada -me beso en la frente con cariño- Todo va a salir bien, y con el tiempo vas a volver a escribir.

Lo mire en la oscuridad y aunque tenia los ojos cerrados, y sabia que estaba agotado, todavía le quedaban energías para lidiar con mis locuras. Era el mejor.

Una sensación de calidez que me provocaba siempre su amor, se anido en mi pecho y me emociono.

-Te amo -dije sin poder contenerme, acariciando su cabello siempre despeinado-

-Yo mas -sonrió y me apretó entre sus brazos.

Me gire hasta quedar de espaldas a él y cobijaba en su calorcito, cerré los ojos para dormir. Ya mañana seria un nuevo día.

Ni dos minutos después, sentí que sus manos subían por mi cintura de manera mas que deliberada y me apretaban a su cuerpo.

-Pepe -dije entre risas-

-¿Que? -se rió también, pegándose mas -Me desvelaste.

-Te tenes que levantar en cuatro horas -le advertí, aunque en vano, porque me daba cuenta de lo poco que le estaba importando.


Beso mi cuello, dando pequeños mordisquitos que me hacían cerrar los ojos y me bajo el elástico de mi short pijama con todo y ropa interior.


        
Gemí suavecito y me deje llevar.
No era una buena influencia para mi estudioso novio. Para nada.


Al otro día, se había tenido que tomar una taza de café enorme para terminar de despegarse las sabanas del rostro, aunque lo mismo seguía teniendo sueño. Y lo se porque me contó, no porque yo haya estado despierta para verlo.

Mi alarma sonó como siempre a las nueve y media, y como siempre la ignore con la excusa de dormir cinco minutitos mas.

Tuve que correr para estar lista a tiempo, pero por suerte la dueña de la librería ya me conocía, y se puede decir que me tenia cariño.

Silvia era una señora grande de cabellos canos y anteojos vistosos, que vivía con una sonrisa en el rostro. Era la persona mas positiva que conocía, y también la mas amorosa.

-Pau querida -me dijo apenas llegue corriendo por el local, con el cabello aun mojado de la ducha. -Miralo que llego hoy.

Señalo una caja enorme que acababan de dejarle.

Emocionada, me acerque. El ultimo libro de mi autora favorita acababa de llegar y me puse a dar saltos. Esas eran las ventajas de trabajar en un lugar así. Mi jefa me dejaba leer todo lo que quería sin poner ni un pero. Se había fijado lo mucho que me apasionaba la lectura, y al ver que muchas veces se me iba el sueldo entero comprando los libros que tendría que estar vendiendo, se apiado y me hizo un trato.

Me quedaba un rato mas algunos días a la tarde ayudándola con los papeles y los inventarios, podría sacar las novelas que quisiera como parte de pago por mis horas extras.

Era el trabajo ideal, lo viera por donde lo viera.

De paso, ella tenia con quien comentar lo que leía y esos momentos eran mis favoritos de mi horario laboral. Me la pasaba genial.

Subí el volumen de la música del local y me puse a barrer antes de que entraran los primeros clientes. 
        
No era una librería grande. De hecho, era muy pequeñita, pero acogedora. Estaba adornada de manera cálida, y hasta había un pequeño bar con mesitas de manera oscura para tomar un café mientras se disfrutaba de un buen libro.

El piso de esa sala tenia alfombras color crema tan suaves, que a veces cuando cerrábamos, me quedaba ordenando todo descalza. No podía evitarlo.
        

        

En los parlantes sonaba Love Muself de Hailee Steinfeld, y el palo de escoba, era perfecto de micrófono mientras bailaba dejando todo impecable.

Al mediodía, estaba ocupadísima.... pintándome las uñas, cuando sonó mi celular.

-¡May! -salude presionando el alta voz porque no quería arruinarme tan pronto el esmalte violeta que tan lindo me había quedado.

-Hola Pau -contesto- ¿Trabajando?

-Pff... -me reí- Hoy no hay nadie.

-Iría a visitarte, pero estoy haciendo un curso de francés para poder aprobar los finales y empieza en media hora. -se quejo- pero te llamo por otra cosa.

-Decime -dije mientras soplaba mi mano derecha.

-Es por el cumple de Pepe -sonreí y me puse a contarle lo que había planeado. Seria genial.
Hacia mucho que no veía a mis amigos, y mi novio necesitaba un descanso después de tanto estudiar.

Esa tarde cuando llegue a casa, me lo encontré entre libros como de costumbre, y lo peor de todo. Había olor a humo. Lo mire con los ojos entornados, a mi no me engañaba. Por mas que abriera las ventanas y tirara desodorante de ambiente, podía sentirlo.

Desde que había empezado la universidad, había empezado a fumar y lo odiaba con todas mis fuerzas. Decía que ayudaba con el estrés que tenia, y que no lo volvería un habito, pero me enfermaba.

No solo por el asco que era la ropa y el pequeño departamento después de que fumaba, si no, y sobre todo, por su salud. ¿Donde había quedado el chico que entrenaba todos los días, comía sano y jugaba fútbol?
      
Estaba a punto de decirle algo, pero levanto la vista de sus libros y su rostro se ilumino.

-Hola, hermosa -dijo con una sonrisa que me hizo olvidar todo. -Te estaba extrañando.

Me acerque y lo abrace por el cuello, mientras él me sentaba en su regazo.

-Silvia quiso que me quedara para ordenar unos ejemplares que llegaron hoy. -y me conocía por eso se empezó a reír.      

-Y que te trajiste para leer, ¿no? -me reí, inocente -Bueno, mejor. Así me haces compañía mientras estudio un rato.

        
        

Mire sus apuntes con cara de agobio. Pobrecillo... no estaba acostumbrado a estudiar. En el colegio nunca le había hecho falta, y sabia lo mucho que le estaba costando.

-Tengo hambre. -dijo frotándose los ojos, cansados de tanto leer.

-Tenemos … -hice memoria pensando en los alimentos con los que contábamos.

-Fideos . -dijimos a coro con cara de asco. No es que nos gustaran, pero ya nos tenían hartos.

-Podemos pedir algo. -sugerí, pero negó con la cabeza.

-Tenemos que pagar Internet mañana y necesito lo que tenemos en la caja para fotocopias -suspiro-

-Bueno, le pongamos onda -dije levantándome. Abrí la heladera y vi que otra cosa podía encontrar.

-Uhh. -dijo tapándose la cara con gesto trágico.

A Pepe no solían gustarle mis experimentos, pero es que había que ponerse creativos cuando había días que veníamos comiendo prácticamente lo mismo.


La vida del estudiante era así, ya vendrían tiempos mejores... o nos pondríamos obesos a base de hidratos de carbono.

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