Divina

Divina

martes, 16 de agosto de 2016

Divina Capitulo 70

       
noviembre 1

desde ese día, todos fueron iguales. Pepe viniendo a casa, rogando que lo escuchara.

-Pau, abrime la puerta -me pedía- Por favor, Pau.

Recuerdos del año anterior, cuando él había visto que Fede me besaba en la fiesta de disfraces, y se había marchado, me aplastaron llenándome de tristeza. Ahora entendía como se había sentido.

Conociendo mi casa como la conocía, una noche cuando mis padres dormían, trepo hasta llegar al jardín y dio la vuelta hasta encontrar mi ventana.

-Mi amor. -dijo asomado, pero no veía nada porque las luces estaban apagadas. -Nunca te engañaría... créeme. Te pido perdón por no haberte contado todo, pero te juro que ella no me interesa.

-Andate, Pedro -dije agotada de tanto llorar. Sabiendo que estaba todavía parado bajo mi ventana,me saque el anillito que me había regalado y se lo arroje sin cuidado.

-Pau, no... -dijo con voz rota- no hagas esto.

Escuche que tomaba aire con fuerza y se me partió mas el corazón. Odia sentir su tristeza, y me dolía también.

Me asome apenas en la ventana y lo vi. Estaba apoyado en la pared con los ojos enrojecidos y tenia los labios apretados pero temblorosos. Estaba haciendo fuerza para no llorar, lo conocía.

No podía verlo así, era mas fuerte que yo. Tenia ganas de salir y abrazarlo hasta que se le pasara y volver después a su casa juntos. Pero el orgullo no me iba a dejar.

Había cosas que todavía molestaban, y no podía dejarle pasar.

-Pau -se acerco al verme- por favor, hablemos -pidió esperanzado.

-Pedro, volvé a tu casa -le dije apenas sin mirarlo. -rendís examenes en unos días, tenes que estudiar.


-no me importa nada -contesto ya sin poder contener las lagrimas que se le acumulaban en los ojos volviendo su mirada mas cristalina. -hablemos, por favor. -rogó.

Asentí cansada, y pase una pierna por la ventana, después la otra y salí al jardín. Era muy tarde y habíamos activado la alarma de la entrada, no tenia ganas de despertar a medio barrio.
-¿desde cuando esa chica te busca? -pregunte sin queres llamarla por su nombre, porque me ardía en la lengua.

-No se, siempre fue así -contesto ahora mas tranquilo al verme predispuesta para charlar -me tiro un par de indirecta, es verdad, pero siempre la mande a la mierda.

-¿te parece linda? -todos mis sentidos se concentraron en la cara de mi novio. Lo conocía y sabia que si me miraba, me daría cuenta al instante de lo que estaba pensando. Frunció un poco la boca y trago en seco mirando el piso. Mierda.

-es una chica linda, pero tampoco tanto... -dijo con voz ronca y carraspeo.-podría ser Megan Fox, que lo mismo, ni la miraría. Sabes lo que siento por vos.

La música de su celular nos interrumpió y tras mirar de quien se trataba, lo apago y lo guardo en su bolsillo donde estaba.

-¿quien era? -pregunte teniendo una leve presentimiento. -son las dos de la mañana.
-no importa quien era, lo apague -respondió encogiéndose de hombros.
-¿quien era? -insistí con tanta furia que sentía que en cualquier momento me pondría verde y destruiría mi pijama reventandolo a lo Hulk, para aplastarle la cabeza al chico que tenia en frente- ¿era ella? - no me conocía la voz... ya había empezado a transformarme, seguro.

Volvió a bajar la cabeza y después asintió.

-andate de mi casa, Pepe -señale la puerta, enojada. -te vas.

-Pau te juro que nunca paso nada con Jazmin. -dijo otra vez angustiado ¿por que tenia que nombrarla? El nombre de la rubia en sus labios era lo peor que podia escuchar.

-ya se. -conteste- pero mientras yo estaba en tu casa, extrañándote y esperándote después de trabajar...vos estabas con ella. No te bastaba con cursar juntos, también te quedabas a la tarde, y a veces algunas noches. ¡en MI fiesta por la publicación del libro, apareciste con la mina!-grite sacada olvidándome la hora, de que estábamos en mi casa, y de que tenia vecinos. -yo me pase todos estos meses buscándome como a mis espaldas, ella te tiraba indirectas y te quería levantar, y vos ahí, haciéndote el lindo.

-yo no me hacia …. -contesto indignado, pero no lo deje terminar la frase, porque empece a empujarlo para que se fuera. Obviamente ¿que fuerza podía tener yo a su lado?
-te vi como bailabas con ella, ¡pelotudo! -si. Eso mismo. Ahora lo insultaba. - te le hacías el lindo. ¡agh! -gruñí frustrada al ver que no podía moverlo ni un centimetro. -no te puedo no ver la cara cuando me acuerdo.

-Deja de empujarme. -se quejo cargándome sin esfuerzos y apretándome entre sus brazos. Su rostro había quedado a un centímetro del mio y sus ojos fueron directo a mis labios, con ganas.

-Ni se te ocurra -le advertí

-se que queres, no seas orgullosa. Si no me das un beso, se termino todo. -amenazo. Lo mire rabiosa. ¿con que cara me ponía un ultimatum?
-pero ¡anda a cagar! -resople bajándome a las patadas -que te bese otra.
Entre a mi cuarto y cerré las ventanas de manera violenta. A los dos segundos tenia mensajes de él, que arrepentido por la estupidez que había hecho por pura desesperación, me pedía disculpas, y me rogaba que volviera a salir, pero no le conteste.

Me sente en mi ordenador, y una vez mas el Blog me sirvió de consuelo para todas esas cosas que estaba sintiendo.

Unos días después, estaba en un resto de Nueva Córdoba cenando con Fede.

Contestarle el mail había sido impulsivo, y probablemente producto de la bronca que sentía, pero ya no podía echarme atrás.
Nos habiamos puesto al día en dos segundos, y la charla se dio tan fácil, que cualquiera hubiera dicho que nunca habíamos dejado de vernos. Estaba lindo como siempre, y me miraba con el mismo interés y ternura que cuando eramos novios. Su sonrisa y su hoyuelo, seguían causando el mismo efecto... era el chico atractivo del que llegue a sentir, alguna vez, un poco mas que simple cariño. Me contó de su carrera, de su nuevo departamento, de su convivencia con su compañero, y de su novia, Cami. Lo veía ilusionado, y me ponía feliz por él.

Había querido saber como me iba con Pedro, pero esquive sus preguntas haciéndome la tonta, y dando respuestas cortas, sin contarle que habíamos terminado. Ni idea por que, pero me parecía lo mejor.

Mientras comíamos el postre, me hizo señas y saco de su morral un ejemplar de mi libro para mostrarme que lo había comprado, leído y le había encantado. Después de que me muriera de vergüenza, me había convencido para que se lo firmara.



Le deje un mensaje bonito y lo firme con “Peque”, que era como siempre me decía.

Nos despedimos con un abrazo amistoso en la puerta de mi casa, y quedamos en volver a vernos mas adelante entre promesas de no cortar el contacto. Había sido agradable volver a verlo... pero también agridulce.

Me hizo pensar que ahora Pedro, como él, era mi ex. con la diferencia que las cosas habían terminado tan mal, que podía irme olvidando de tener un encuentro así algún día.

Esa noche llore hasta dormirme al darme cuenta que, de todas formas, no me conformaría con una casi amistad con él, porque era todavía el chico del que estaba enamorada. Y no creía que eso cambiaría. Nunca.


No hay comentarios:

Publicar un comentario