Algunos días después, mis músculos ya se habían habituado al maltrato, y ya no me sentía como si un camión me hubiera arrollado después del gimnasio.
Ademas, eso ocupaba mis horas por la tarde, porque es el departamento me aburría.
Cada tanto, me volvía a mi casa para pasar un rato con mis padres, y pasaba la noche allí, cuando Pepe volvía muy tarde o trasnochaba en la casa de algún compañero haciendo trabajos.
No quería pensar mucho en el asunto, pero me tenia un poco angustiada. Yo entendía que necesitaba estudiar y sabia lo exigente que era la carrera, pero es que me traía malos recuerdos.
Mi historia con Fede había empezado de la misma manera, y nos habíamos distanciado por las mismas cuestiones. De repente el no tenia tiempo para la relación, tenia otras prioridades, otros amigos,y así también una nueva vida en la que yo no me sentía parte
Uy, ¡Fede!. Pensé. Hacia dos días había cumplido años, y se me había pasado. Le mande un mensaje a su mail pidiéndole disculpas y mandandole un beso. Aunque por dentro, no pude evitar rememorar su anterior cumpleaños. Casi en día que lo nuestro se termino. ¿ya hacia un año de aquello? Suspire impresionada.
Esa tarde May que había ido a visitarme a la librería, estaba escuchándome mientras yo le descargaba todos mis dramas y ordenaba la vidriera.
-estas loca. -me decía- es un poco colgado, pero vos sabes que no es lo mismo que con Fede, Pepe te adora.
-y yo lo adoro a él -conteste- pero es que últimamente le hablo y me parece que lo aburro. Tiene sus cosas, y siento que la pasa mejor con sus amigos en la facultad.
-no se aburre, esta cansado. -dijo golpeándome con uno de los libros que tenia en la mano- no tenes idea lo que es cursar tantas horas, Pau y encima tener que estudiar y hacer prácticos.
-claro, no tengo idea porque no voy a la universidad. -dije con un tono amargo. Estaba harta de como me dejaban afuera de todo por no ser estudiante como ellos.
-hoy no estas teniendo un buen día. -dijo mi amiga entrecerrando los ojos- y como no quiero pelearme con vos, me voy. -tiro dos besitos al aire y se encamino a la puerta. -el viernes quedamos para comer, mandale saludos a tu novio. -y se fue-
Genial.
Ahora ni May me bancaba. Tan vez tendría que haberme anotado en cualquier carrera solo para poder seguir siendo amiga de mis amigos. Puse los ojos en blanco y seguí de mala gana.
Cuando llegue al departamento había silencia. Suspire.
Fui hacia la cocina preparada para tomarme un café y ver si con eso me sentaba a escribir, pero cuando llegue a la mesada, por poco grito.
Todos los vasos y platos de la noche anterior, todavía sin lavar. Y como si fueran pocos, se ve que mi novio había cocinado algo hoy antes de irse a clases, porque había otra montaña de cosas sucias.
Eso ni siquiera era lo peor de todo.
En el borde estaba mi taza. MI taza favorita. La que había usado cuando recibí el mail de la editorial, la que era prácticamente un amuleto de la suerte para mi. Ademas de ser preciosa, y tener un gatito Pusheen con anteojos leyendo. ¡¡ Usada … y ROTA! Partida en pedazos con un papelito arriba que decía:
¡Perdon, no me odies!
Compartíamos todo, hasta la ropa en algunas oportunidades, pero sabia que mi taza era sagrada.
De hecho, no era lo primero que me rompía. No se que tenia este chico en las manos, pero todo lo que tocaba, terminaba hecho trizas.
De hecho, no era lo primero que me rompía. No se que tenia este chico en las manos, pero todo lo que tocaba, terminaba hecho trizas.
Eso sin contar con toda la ropa que me había desteñido en el lavarropas, o mi esmalte rojo, que cayo de una repisa porque él estaba jugando al futbol y la pelota reboto por el metro cuadrado en el que vivía. ¿ A quien se le ocurre?
Ciega de bronca, fui directo a mi cartera en busca de mi celular. Se enteraría de lo enojada que estaba, el muy infeliz.
Pero el alma se me fue al piso cuando vi que tenia justamente un mensaje suyo en el whatsapp. Un audio.
“Pau, me quedo con los chicos haciendo un trabajo a la salida y me voy a comer con ellos. No me esperes a comer...” (Risas de fondo y gente a los gritos) “Y capaz que pasamos de largo porque la entrega es mañana a la mañana. Te amo hermosa”
No, no lo esperaría a comer. De todas formas no teníamos que comer... mas que fideos. Es seguramente comería una pizza, o algo mas rico. Se la estaba pasando genial, mientras yo estaba acá, en medio de la mugre.
La bronca que sentía, se convirtió en impotencia, y las lagrimas me nublaron la vista haciéndolo todo borroso.
En un arranque totalmente infantil, fui hasta la habitación, busque su banderín de River.
Ese que tanto amaba... y con una tijera bien afilada,empece a diseñarle unos flecos preciosos y simétricos hasta que la bendita cosa no quedo ms que un puñado de tiras blancas y rojas.
Secándome los ojos, lo bote encima de la taza rota, y tomando mi mochila me fui a la casa de mis padres.
No pensaba comer fideos esta noche.
Ellos, por suerte, nunca me preguntaban por que regresaba. Solo me malcriaban preparándome comidas exquisitas y atendiéndome como una reina. Justo lo que necesitaba.
Secándome los ojos, lo bote encima de la taza rota, y tomando mi mochila me fui a la casa de mis padres.
No pensaba comer fideos esta noche.
Ellos, por suerte, nunca me preguntaban por que regresaba. Solo me malcriaban preparándome comidas exquisitas y atendiéndome como una reina. Justo lo que necesitaba.
A la mañana siguiente, cuando me levante para ir a trabajar me sorprendió no encontrar el celular lleno de mensajes. Evidentemente aun no había regresado de la casa de su compañero.
Todavía molesta, me la pase rumiando maldiciones todo el día con tanta cara de culo, que mi jefa se había preocupado y había querido que me vaya antes, por si tenia algún problema personal.
Me negué, y le invente que estaba con dolor de ovarios, y mi mal humos era porque estaba con la regla. Sin decir mas nada, me preparo un tecito tibio con miel. Era lo mas lindo que había esa señora.
Cerca de las seis, estamos terminando de hacer el balance de las caja chica con todo cerrado cuando escuchamos que alguien tocaba el vidrio. Teníamos las luces de adelante apagadas, pero con la iluminación de la calle, pude ver a Pepe parado esperándome.
Me despedí de Silvia con un beso, y tomando aire me acerque a la puerta. La cara seria de mi chico, me daba a entender que ya había pasado por el departamento y ya había visto su banderín.
Mierda me había pasado dos pueblos en medio de mi ira, y ahora me arrepentía.
-Hola -dije sin mirarlo a los ojos.
-Pau- me llamo y no me quedo otra que encontrarme con esos dos faroles celestes que tantas cosas me hacían sentir. Lindas, por lo general... aunque ahora me daban temor. -fue sin querer lo de la taza, amor -dijo compungido, para mi sorpresa.
Me temblaron las rodillas... esperaba verlo furioso, pero no. -¿porque me rompiste el banderín? Estaba firmado por Cavenagui.
¡mierda! Me había olvidado de ese detalle, y claro, ayer ni me había frenado a mirarlo demasiado. Mierda, mierda.
-ay perdón -conteste tapándome la boca con las manos- estaba
Todavía molesta, me la pase rumiando maldiciones todo el día con tanta cara de culo, que mi jefa se había preocupado y había querido que me vaya antes, por si tenia algún problema personal.
Me negué, y le invente que estaba con dolor de ovarios, y mi mal humos era porque estaba con la regla. Sin decir mas nada, me preparo un tecito tibio con miel. Era lo mas lindo que había esa señora.
Cerca de las seis, estamos terminando de hacer el balance de las caja chica con todo cerrado cuando escuchamos que alguien tocaba el vidrio. Teníamos las luces de adelante apagadas, pero con la iluminación de la calle, pude ver a Pepe parado esperándome.
Me despedí de Silvia con un beso, y tomando aire me acerque a la puerta. La cara seria de mi chico, me daba a entender que ya había pasado por el departamento y ya había visto su banderín.
Mierda me había pasado dos pueblos en medio de mi ira, y ahora me arrepentía.
-Hola -dije sin mirarlo a los ojos.
-Pau- me llamo y no me quedo otra que encontrarme con esos dos faroles celestes que tantas cosas me hacían sentir. Lindas, por lo general... aunque ahora me daban temor. -fue sin querer lo de la taza, amor -dijo compungido, para mi sorpresa.
Me temblaron las rodillas... esperaba verlo furioso, pero no. -¿porque me rompiste el banderín? Estaba firmado por Cavenagui.
¡mierda! Me había olvidado de ese detalle, y claro, ayer ni me había frenado a mirarlo demasiado. Mierda, mierda.
-ay perdón -conteste tapándome la boca con las manos- estaba
enojada... vos no te fuiste, estaban todos los platos sucios, no tenia ganas de comer fideos. Ta estoy harta de fideos. -decía sin sentido. -mi taza del gatito... -agregue con un nudo en la garganta al recordar que mi objeto preferido había pasado a mejor vida.
-ya lave todo -dijo mirándose los zapatos algo apenado- y pegue tu taza con pegamento. Aunque no te recomiendo que tomes nada caliente ahí. Pero te voy a comprar otra. -comento arrugando un poco la frente- dale, te extrañe toda la noche, no peleemos.
Con la barbilla un poco temblorosa, asentí y lo abrace por el cuello repitiendole lo mucho que lo sentía.
-no dormiste en casa, ¿no? -pregunto.
-no. estaba muy enojada -le explique.
-perdoname, mi amor. -me beso en los labios muy despacito. -ya entregue ese trabajo de mierda y ahora esta semana ya no me tengo que juntar mas con los chicos. -me abrazo mas fuerte. -no sabes como te extrañe.
Sintiéndome una porquería de persona, alce la mirada y avergonzada le pregunte.
-¿si? ¿como te fue con el trabajo? -ni me había preocupado por él, solo por mi. Era la peor novia del mundo.
- bien, nos pusieron un siete. -sonrió apenas, con ojitos cansados. -pero no me importa. Ahora quiero llegar a casa, comer, darme una ducha y que nos vayamos a dormir abrazados... como quince hora si puede ser.
Me reí.
-¿pedimos una pizza? -sugerí, mostrandole que había cobrado algo de dinero.
-te invito yo. -dijo- mis viejos me depositaron ayer porque necesitaba materiales para las maquetas, y me sobro bastante.
Y entre risas, nos fuimos de vuelta a casa tomados de la mano olvidando nuestros enojos.
-ya lave todo -dijo mirándose los zapatos algo apenado- y pegue tu taza con pegamento. Aunque no te recomiendo que tomes nada caliente ahí. Pero te voy a comprar otra. -comento arrugando un poco la frente- dale, te extrañe toda la noche, no peleemos.
Con la barbilla un poco temblorosa, asentí y lo abrace por el cuello repitiendole lo mucho que lo sentía.
-no dormiste en casa, ¿no? -pregunto.
-no. estaba muy enojada -le explique.
-perdoname, mi amor. -me beso en los labios muy despacito. -ya entregue ese trabajo de mierda y ahora esta semana ya no me tengo que juntar mas con los chicos. -me abrazo mas fuerte. -no sabes como te extrañe.
Sintiéndome una porquería de persona, alce la mirada y avergonzada le pregunte.
-¿si? ¿como te fue con el trabajo? -ni me había preocupado por él, solo por mi. Era la peor novia del mundo.
- bien, nos pusieron un siete. -sonrió apenas, con ojitos cansados. -pero no me importa. Ahora quiero llegar a casa, comer, darme una ducha y que nos vayamos a dormir abrazados... como quince hora si puede ser.
Me reí.
-¿pedimos una pizza? -sugerí, mostrandole que había cobrado algo de dinero.
-te invito yo. -dijo- mis viejos me depositaron ayer porque necesitaba materiales para las maquetas, y me sobro bastante.
Y entre risas, nos fuimos de vuelta a casa tomados de la mano olvidando nuestros enojos.
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